El obispo auxiliar de Los Ángeles, David O’Connell, fue asesinado el sábado a balazos y la policía considera que lo sucedido fue un homicidio, según indicó la Archidiócesis de la ciudad.
El Departamento de Policía de la ciudad recibió una llamada de emergencia hacia las 13.00 hora local del sábado. Un equipo de paramédicos se trasladó a una residencia localizada en Hacienda Heights, cercana a la iglesia St. John Vianney.
Cuando llegaron al lugar, se encontraron el cuerpo de O’Connell, de 69 años, sin señales de vida y fue declarado muerto en el lugar. Estaba en la habitación de la casa y tenía una herida de bala en el torso que todavía sangraba. Al principio su muerte se investigó como «sospechosa», pero después se ha determinado que fue un homicidio, según el arzobispado.
Un pacificador y mediador
O’Conell (Irlanda, 1953) fue nombrado obispo auxiliar de Los Ángeles por el papa Francisco en 2015. Llevaba destinado en esa archidiócesis desde 1979. En sus 45 años de servicio, trabajó en el sur de Los Ángeles con las pandillas, destacando su intervención para frenar la violencia tras el veredicto a favor de los policías que golpearon a Rodney King.
Lo calificaban como «pacificador» por mediar en las zonas calientes de Los Ángeles. También era el presidente de un grupo de trabajo interdiocesano encargado de coordinar la ayuda de la iglesia a niños y familias de Centroamérica.
«Era un pacificador y le apasionaba servir a los necesitados mientras mejoraba nuestra comunidad», destacó en su cuenta de Twitter Robert Luna, jefe de la Policía de Los Ángeles. También aseguró que se comprometía a «arrestar a los responsables de este horrible crimen».
Su muerte ha conmocionado a toda la comunidad. «Su legado seguirá vivo», señaló este domingo la Policía de Los Ángeles en Twitter. «Estamos profundamente conmocionados y entristecidos por esta noticia», indicó en es una nota el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez.