Los ex presos políticos nicaragüenses desterrados a Estados Unidos no han perdido la fe de regresar a su patria ni de trabajar desde el exilio para forzar la salida del “régimen de Daniel Ortega”, como dijeron a EFE algunos de los que han empezado a llegar a Miami desde Washington.
Este mediodía arribó a esa ciudad del sur de Florida una decena de nicaragüenses que formaban parte del grupo de 222 presos políticos que fueron excarcelados el jueves pasado en Nicaragua y desterrados a Estados Unidos.
El flujo se inició el sábado con la llegada de los primeros que han decidido establecerse en Miami y para esta semana se esperan a otros como el exprecandidato presidencial Félix Maradiaga.
Algunos de los llegados hoy dijeron temer las represalias que puedan sufrir sus familiares en el país centroamericano y sienten incertidumbre ante el exilio forzado al que han sido condenados, pero sin olvidar por ello el compromiso con la oposición política nicaragüense.
“Aquí estamos ahora en el destierro pero siempre con el corazón henchido, inflamado de orgullo patrio, de amor a Nicaragua. El amor a nuestras raíces ningún dictador no las puede quitar”, dijo a EFE el líder estudiantil Yubran Suazo, de la ciudad de Masaya, quien integró el movimiento opositor 19 de abril.
El joven permaneció detenido en aislamiento, “en condiciones completamente inhumanas”, según relató, en el Sistema Penitenciario La Modelo, a las afueras de Managua, desde mayo del año pasado.
Cumplía una sentencia de diez de prisión en una celda de dos por tres metros de la que no podía salir en todo el día, sin la más mínima higiene y vigilado por una cámara las 24 horas.
Una ventanilla se abría tres veces para entregarle sus tres comidas diarias, recuerda.
“Era una alimentación muy mala”, afirma sin vacilaciones sobre un encarcelamiento durante el cual dijo haber sido víctima de “tortura psicológica”.
Esa fue su segunda estancia en prisión tras haber estado detenido en 2018 y 2019.
Suazo explicó que el día que fue sacado de su celda para llevarlo al destierro pasó momentos de angustia porque hasta poco antes de subir al avión que los trasladó a Washington no sabía qué era lo que pasaba.
“Dejar todo es un proceso sumamente doloroso, es un duelo que creo que empiezo a procesar porque nunca fue para mi una opción el exilio, yo consideraba que mi lucha era junto a mi gente allá en Nicaragua”, dijo Suazo con la voz entrecortada.
El joven, que expresó su profundo agradecimiento a los Gobiernos de Estados Unidos y España por ofrecerles acogida, manifestó que eligió establecerse en Miami dado que esta ciudad alberga a una de las comunidades de nicaragüenses originarios de Mayasa más grande en el exterior.
Al aeropuerto de Miami han empezado a llegar algunos de los 222 presos políticos nicaragüenses, muchos de los cuales han sido acogidos en el restaurante La Guacalita, punto de encuentro de la comunidad de este país centroamericano y donde sus propietarios se han encargado de brindarles alojamiento y manutención durante sus primeros días, según supo EFE.
Muchos de los que han arribado para establecerse en el sur de Florida lo hacen porque tiene familiares y allegados en esta parte de EE.UU. y provienen de zonas rurales y humildes, donde ejercieron oposición al Gobierno de Ortega.
“Es imposible dejar esta lucha incompleta. Los retos son muchísimos, la misma oposición tiene grandes retos y compromisos con el pueblo nicaragüense, sobre todo trabajar en unidad en una acción que fuerce la salida del régimen de (el presidente) Daniel Ortega”, aseveró Suazo.
“No perdemos la fe ni la vamos a perder, como tampoco la de regresar a nuestra patria”, ahondó.