Los sindicatos franceses no tiran la toalla. El proyecto de ley que retrasa la edad de jubilación a los 64 años, sí o sí, como advirtió Emmanuel Macron, ha unido a movimientos de distinto signo y formado un frente común en contra de lo que la mayoría de los franceses considera un abuso de poder.
Antes fue en días laborales, pero hoy la convocatoria es en sábado, cuando la población disfruta de un día de descanso y los estudiantes no tienen clase. Miles de franceses se manifiestan a estas horas mientras se registran incidentes en París donde la policía cargo contra los manifestantes.
Las expectativas de la totalidad de las organizaciones sindicales son desbordar Francia con las protesta y terminar ganándole el pulso al presidente que se ha puesto como objetivo sacar adelante una ley que, según su gobierno, evitará a largo plazo el colapso del sistema de pensiones. El objetivo es que el gobierno retire su propuesta de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y de adelantar a 2027 -matiza Afp– la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como ahora) para poder cobrar una pensión completa, sin tener que esperar a cumplir 67.
Esta cuarta jornada de protestas se inscribe en un contexto de elevada tensión política en la Asamblea Nacional (cámara baja), que examina el proyecto y expulsó a un diputado opositor de izquierdas por un tuit contra el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt.Están previstos 250 desfiles a lo largo y ancho de Francia . La iniciativa deja en segundo plano la opción de las huelgas, onerosas y con imagen regular, para dar paso a este tipo de movilizaciones, más al estilo sudamericano de bombo y corneta que España ha importado en los últimos tiempos.
El secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, primera central del país), Laurent Berger, confía -informa Efe-en alcanzar más del millón doscientas mil personas que contabilizaron las fuerzas del orden el 31 de enero (más de 2,5 millones, de acuerdo con los organizadores).
Berger y el líder de la CGT (segundo sindicato del país), Philippe Martínez, han conseguido mantener la unidad pese a sus diferentes sensibilidades, reformista el primero y rupturista el segundo. Éste último, coherente consigo mismo ha advertido que está dispuesto -y desea- acometer acciones más duras, en particular paros convocados con carácter indefinido en sectores estratégicos como los transportes y la energía.
Berger y Martínez le reprochan a Macron «hacer oídos sordos» a las repetidas movilizaciones masivas en la calle contra una reforma cuyo eje principal es retrasar la edad mínima de jubilación de los 62 años actualmente a 64.Los sindicatos se reunirán tras las manifestaciones de hoy para diseñar su estrategia en las próximas semanas.
Ya han anunciado otra jornada de huelgas y movilizaciones el 16 de febrero y se da por hecho que añadirán otras fechas en marzo, probablemente el 7 y el 8 de ese mes, una vez que hayan terminado las vacaciones escolares de invierno.El Gobierno de Macron trata de calmar los ánimos y ganar tiempo y asegura que sí escucha lo que se dice en la calle.
Como ejemplo pone las modificaciones asumidas por exigencia de Los Republicanos, sin cuyos votos la ley estaría destinada a naufragar.Ironías del destino, la izquierda en bloque y la derecha dura de Marine Le Pen, coinciden en su rechazo al proyecto que continúa su tramitación en el plenario de la Asamblea Nacional.