La imagen duele. El hombre está sentado entre los escombros de su casa. Viste un enorme camperón naranja de rescatista. Con la mirada perdida y el cuerpo algo encorvado, sostiene la mano de su hija muerta en el potente terremoto que azotó Turquía y Siria, y que dejó más de 6000 fallecidos.
Mesut Hancer tiene su mano derecha en el bolsillo para protegerse del frío del invierno turco. Con la izquierda no suelta la mano de Irmak, de 15, atrapada en su cama debajo de losas de concreto, ventanas rotas y ladrillos rotos.
La imagen fue capturada por el fotógrafo de la AFP Adem Altan en la región turca de Kahramanmaraş. Pronto se viralizó en el mundo entero.
La imagen se convirtió en uno de los mayores símbolos de la tragedia que enluta a dos países. Fue tomada cuando rescatistas y grupos de civiles revisaban el edificio derrumbado donde la muchacha murió el lunes.