Curiosamente, las llamadas telefónicas cada vez son menos habituales entre los jóvenes a no ser que sean de máxima necesidad, lo que contribuye a que las plataformas de mensajería instantánea continúen siendo el método de comunicación líder.
Tras meses de mandatos de distanciamiento social, la gente se apoya mucho en la tecnología para sentirse conectada socialmente. Pero un estudio de la Universidad de Texas en Austin sugiere que la gente opta con demasiada frecuencia por enviar correos electrónicos o mensajes de texto cuando es más probable que una llamada telefónica produzca los sentimientos de conexión que anhelan.
“En el estudio, la gente elegía escribir porque creía que una llamada telefónica sería más incómoda, pero se equivocaban”, dijo Amit Kumar, profesor adjunto de marketing de la Escuela de Negocios McCombs, coautor del trabajo con Nicholas Epley, de la Universidad de Chicago.
“La gente se siente mucho más conectada a través de los medios de comunicación basados en la voz, pero su temor a la incomodidad les empuja hacia los medios de comunicación basados en el texto”, añadió el experto.
El 81% de los millennials —los nacidos en las décadas de los ‘80 y ‘90— sienten ansiedad antes de hablar por teléfono, un fenómeno que se denomina telefonofobia y que genera que, por ejemplo, tengan que prepararse antes de hacer una llamada, como reconocen más de 4 de cada 5 participantes en la encuesta de BankMyCell para el estudio Generation mute, millenials phone call statistics (Generación muda, estadísticas de llamadas telefónicas de los millennials).
Según los resultados arrojados por este análisis, este sentimiento se debe a que durante una llamada telefónica la persona puede sentirse vulnerable al tener menos tiempo para transmitir su respuesta. Aunque también citan otras razones, como que las llamadas les quitan demasiado tiempo (75%) o que reciben llamadas de una persona con quejas (64%).
Además, el 55% dicen no contestar si está en algún evento y el 46% evita atender el teléfono si cree que va a haber una discusión. En último lugar se encuentran aquellos jóvenes que evitan hacerlo si están en el trabajo (37%).
Según los expertos, el rechazo a las llamadas se profundizó en las generaciones posteriores. En este sentido, el CEO de Qustodio, Eduardo Cruz, explicó que para los menores “es antinatural llevarse el móvil a la oreja para realizar una llamada telefónica. Crecieron tecleando continuamente en un contexto de redes sociales y les puede llegar a resultar incómodo hablar simultáneamente con una persona por teléfono”, remarcó.
Otro aspecto a tener en cuenta es la privacidad. Los millennials admiten sentir mucha más privacidad cuando chatean por mensajes que en una llamada telefónica. Según refleja BankMyCell, los jóvenes explican que pueden enviar mensajes en una habitación y nadie sabrá lo que están diciendo. Sin embargo, en el teléfono, tienen que reubicarse para evitar que la gente “escuche a escondidas”.
El rechazo a hablar por teléfono es más común de lo que parece, ya que son muchas las personas en las que, al realizar esta acción, aparecen emociones como la vergüenza o el miedo, sentimientos que pueden llegar a ser incapacitantes.
Es que llamar por teléfono produce en los jóvenes ansiedad porque les impide preparar un mensaje como les gustaría.