Con un derroche de fe y devoción inició la celebración eucarística de la comunidad garífuna en el país y fue presidida por el monseñor Miguel Lenihan, arzobispo electo de San Pedro Sula y encargado de la Pastoral Garífuna a nivel nacional. El pueblo garífuna llevó su color y su alegría para venerar, dar amor y respeto a la Virgen de Suyapa, además de rezar por Honduras.
Con cánticos, danzas y coloridos bailes, miembros de la comunidad garífuna participaron de la celebración de una misa en honor a la Virgen de Suyapa en su santuario ubicado en Tegucigalpa.
La liturgia se hizo en idioma garífuna y los cantos se realizaron al ritmo de los tambores utilizados por esa etnia para llevar a cabo rituales de antaño. La misa tradicional garífuna se celebra año con año para acercar a los nativos de esa comunidad al seno de la Iglesia Católica.