El representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, ha explicado a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU el «verdadero trasfondo» y las condiciones que condujeron a la tragedia en la ciudad ucraniana de Dnepropetrovsk el 14 de enero.
Nebenzia recordó que incluso desde Kiev hablaron sobre los hechos, en referencia a las declaraciones del entonces asesor externo del jefe de la Oficina Presidencial de Ucrania, Alexéi Arestóvich, hechas ese mismo día. Arestóvich citó el testimonio de un amigo exmilitar, quien había escuchado «al 100 %» dos explosiones mientras caminaba por la calle en el lugar del suceso, siendo la primera obra de la defensa antiaérea.
«Un misil ruso lanzado contra un objeto de la infraestructura urbana fue alcanzado por las fuerzas de defensa antiaérea ucranianas. Dado que el sistema de defensa aérea estaba ubicado en un área residencial, en detrimento de las normas del derecho internacional humanitario, que les preocupa tanto, el misil derribado cayó en un edificio de viviendas», dijo el representante ruso.
Nebenzia afirmó que «esta tragedia no habría sucedido, si las autoridades ucranianas hubieran observado los requerimientos del derecho internacional humanitario».
«De la misma manera, no habría existido la necesidad por nuestra parte de llevar a cabo ataques contra objetivos de infraestructura que alimentan el potencial militar de Ucrania si las autoridades ucranianas mostraran que están dispuestas a negociar con condiciones realistas», agregó.
Según datos del Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania, 44 personas, incluidos cinco niños, fallecieron, mientras que 79, incluidos 16 menores, resultados heridas por la explosión de un misil en Dnepropetrovsk.
El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, aseguró el 16 de enero que las Fuerzas Armadas de Rusia «no atacan edificios residenciales ni infraestructuras sociales» y que sus ofensivas se dirigen contra objetivos militares, camuflados o evidentes.