Un Clásico no entiende de medias tintas. Menos aún si hay un título en juego y el de Supercopa de España que se disputa este domingo tiene, más si cabe, un sabor especial.
Para el Real Madrid representa la oportunidad de igualar al Barcelona en las 13 conquistas del trofeo, significa ampliar su dominio en las finales del torneo disputadas entre ambos (seis victorias a una) y confirmar su papel de indiscutible especialista en finales: De las 19 que ha jugado en las diez últimas temporadas solo perdió dos (ambas frente al Atlético de Madrid) y venció las restantes 17.
¿Para el Barça? El Clásico para el Barça tiene solo una lectura: ganar su primer trofeo bajo el mando de Xavi Hernández y romper una dinámica negativa que comenzó en la temporada 2019-20, a partir de la cual solo conquistó la Copa del Rey en 2021.
También, claro, derrotar al máximo rival (que siempre es importante) y mantener su supremacía en la Supercopa de España… Pero, por encima de todo, reencontrarse con el sabor de la victoria. Tal es la urgencia que se respira en el entorno barcelonista, donde ahora mismo ni se atiende, de momento, al liderato en LaLiga.
Será el segundo Clásico oficial de la temporada, tercero sumando el que los enfrentó en Las Vegas, y llega en un momento especialmente discreto, tanto para uno como para otro, que no han regresado a la competición tras el Mundial mostrando las mejores, ni mucho menos, sensaciones.
Dos victorias, un empate y una derrota acumula en sus cuatro partidos el Madrid de Ancelotti, que ha marcado tres de sus cinco goles de penalti y acumula 231 minutos sin anotar de jugada.
Karim Benzema, que en sus primeros 15 partidos de la pasada campaña sumó 14 goles (2 de penalti), ha bajado su producción hasta los 10 goles en 15 partidos de este curso, siendo cuatro de ellos de penalti y mostrándose mucho menos protagonista que en la temporada 2020-21.
Le cuesta al Madrid hacerse notar, su faro Luka Modric entró con mal pie en la semifinal frente al Valencia y, por si fuera poco, Lucas Vázquez se unió a la lista de lesionados que dejarán fuera de la final también a David Alaba y Aurélien Tchouaméni, mientras no sabrá hasta el último momento, aunque existe optimismo con ellos, si estarán a punto Eder Militao y Eduardo Camavinga.
GANAS
De momento, agarrado a la excelencia que ha mostrado un Thibaut Courtois que ha olvidado rápido su mal papel en el Mundial, el equipo de Ancelotti antepone los galones que le dan su especialidad en sentenciar a su favor las finales para mantener su reto de ganar los seis títulos de la temporada, entendiendo que delante no estará un cualquiera.
Enfrentará el Madrid a las ganas de ese Barça al que las urgencias le atosigan de manera indiscutible y que, como en el caso del equipo merengue, no ha conseguido aún redondear un partido desde que se volvió a la competición.
Xavi mantiene la confianza en recuperar sin más problemas a Ousmane Dembélé y Frenkie de Jong, pero no acaba de tener claro el once con el que salir a la final.
Probable la presencia de Ronald Araújo como secante de Vinícius Júnior en la banda, la duda principal estriba en conocer si mantendrá su puesto en el ataque Raphinha o entrará en su lugar Ansu Fati. Y en saber, que no es poca cosa, si será De Jong o Sergio Busquets el mediocentro.
Casi dos años después de celebrar su último título, la Copa del Rey que logró en abril de 2021 frente al Athletic, el Barça entiende necesario volver a ganar. El proyecto de Xavi no temblaría por una derrota… Pero, desde luego, no ayudaría a su imagen ante una afición necesitada de recuperar el sabor del éxito.