Congresistas estadounidenses han rechazado la presencia del expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en su país e, incluso, han pedido que sea expulsado al gigante norteamericano.
Bolsonaro abandonó Brasil rumbo a Florida el pasado 30 de diciembre, dos días antes de que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera la presidencia del país, negándose a participar en la ceremonia de traspaso de mando.
A través de su cuenta de Twitter, el congresista demócrata Joaquín Castro, de Texas, dijo que Bolsonaro «no debe recibir refugio en Florida, donde se ha estado escondiendo de la rendición de cuentas por sus crímenes».
En declaraciones a CNN, el legislador pidió que el exmandatario brasileño, a quien calificó de «peligroso», sea expulsado a su país. «Debería ser extraditado a Brasil», dijo.
Por su parte, Alexandria Ocasio-Cortez, también demócrata y congresista por Nueva York, publicó que «EE.UU. debe dejar de otorgar refugio a Bolsonaro en Florida».
A ellos se sumó Ilhan Omar, del mismo partido y representante de Minnesota, quien, de manera similar, comentó que «Bolsonaro no debería recibir refugio en Florida».
Estos legisladores se pronunciaron luego de que el domingo se registrara el asalto, por parte de partidarios de Bolsonaro, a las tres sedes emblemáticas del poder político en Brasilia: el Palacio de Planalto, el Congreso y el Tribunal Supremo.
Al respecto, los congresistas se solidarizaron con Lula y compararon el hecho con lo ocurrido el 6 de enero de 2021 en el Capitolio estadounidense, cuando simpatizantes del exmandatario Donald Trump asaltaron el lugar.
«Dos años después del día en que el Capitolio de los EE.UU. fue atacado por fascistas, vemos movimientos fascistas en el extranjero que intentan hacer lo mismo en Brasil. Debemos solidarizarnos con el gobierno elegido democráticamente de Lula», escribió Ocasio-Cortez.
Castro responsabilizó directamente a Bolsonaro de los hechos: «Básicamente usó el libro de jugadas de Trump para inspirar a los terroristas nacionales a tratar de apoderarse del gobierno».
Por su parte, Omar indicó que «las democracias de todo el mundo deben permanecer unidas para condenar este ataque».
Bolsonaro negó tener responsabilidad en los disturbios, los cuales condenó. «Las manifestaciones pacíficas, dentro de la ley, son parte de la democracia. Sin embargo, las depredaciones e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla», dijo.