El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este jueves que ampliará un programa para aceptar a hasta 30.000 migrantes por mes provenientes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, junto con un plan para expulsar a los migrantes de esos países que eludan las leyes estadounidenses.
El anuncio ocurre en un momento en el que su Gobierno enfrenta una oleada de migrantes en la frontera sur.
En un discurso desde la Casa Blanca, Biden también reveló planes para visitar la frontera sur de Estados Unidos este domingo, durante la cual hará una parada en El Paso, Texas, para reunirse con funcionarios locales y abordar problemas de seguridad fronteriza. Será su primera parada en la frontera como presidente.
Por su parte, Biden volvió a pedir al Congreso que apruebe nuevas leyes de inmigración, argumentando que sus poderes para abordar la crisis creciente son limitados. Dijo que las cuestiones partidarias en torno a la política fronteriza y migratoria empañan las discusiones sobre cómo manejar la migración y los cruces en la frontera.
“Es importante retroceder y ver el panorama general”, dijo Biden, citando el deseo de los inmigrantes de buscar su propia versión del sueño americano.
Los anuncios y la visita a la frontera representan un aumento en la atención presidencial sobre un tema que se está convirtiendo cada vez más en una responsabilidad política para Biden. Fue criticado implacablemente por los republicanos e incluso por algunos demócratas del distrito fronterizo por no abordar los niveles récord de cruces del último periodo.
“Si los republicanos más extremos siguen haciendo demagogia con este tema y rechazan las soluciones presentadas, me queda una sola opción… hacer todo lo que pueda por mi cuenta para tratar de cambiar la atmósfera”, dijo.
Dijo también que el proceso que acaba de presenar “es ordenado, seguro y humano, y funciona”, dijo Biden.
El presidente reconoció a su vez que los pasos que estaba tomando no eran suficientes para remediar el problema, pero los enmarcó como parte de un esfuerzo por usar sus poderes ejecutivos en el manejo de la creciente crisis.
“Estas acciones por sí solas que voy a anunciar hoy no van a arreglar todo nuestro sistema de inmigración, pero sí pueden ayudarnos mucho a manejar mejor lo que es un desafío difícil”, dijo.
Los anuncios se dan antes de la primera visita de Biden como presidente a México, donde discutirá temas migratorios con el presidente de este país, Andrés Manuel López Obrador. El Gobierno de Biden se está apoyando en México y otros países del hemisferio occidental para dar protecciones temporales a los migrantes que han huido de sus países de origen.
“Todos deberíamos reconocer que mientras Estados Unidos sea la tierra de la libertad y las oportunidades, la gente intentará venir aquí”, dijo Biden. «Y eso es lo que hicieron muchos de nuestros antepasados. Por eso no sorprende que vuelva a suceder hoy. No podemos impedir que la gente haga el viaje, pero podemos exigirles que vengan aquí de manera ordenada».
El domingo en Texas, Biden llegará al epicentro del problema. El paso comenzó a ver niveles récord de llegadas de migrantes hace unas semanas, cuando la ansiedad por el fin programado de la regla de salud pública pandémica de la era Trump conocida como Título 42 llevó a miles de migrantes a entregarse a las autoridades fronterizas o a cruzar a la frontera ilegalmente en un período muy corto de tiempo.
El Título 42 permite a las autoridades de inmigración expulsar rápidamente a algunos migrantes a México. La política estaba programada para levantarse el mes pasado, pero un fallo de la Corte Suprema mantuvo la regla vigente mientras continúa la pelea legal en los tribunales.
Biden dijo que quería esperar hasta conocer el resultado de las maquinaciones legales del Título 42 antes de viajar a la frontera, pero acusó a los republicanos de jugar juegos políticos. “No se han tomado en serio esto en lo absoluto”, dijo.
Los anuncios que Biden hizo este jueves reflejan que su Gobierno se prepara para el fin del Título 42, junto con la implementación de una serie de programas para gestionar la oleada de inmigrantes que ha coincidido con el fin anticipado de la regla.
El Gobierno ahora aceptará hasta 30.000 migrantes por mes provenientes de Nicaragua, Cuba, Haití y Venezuela bajo un programa de libertad condicional humanitaria dirigido a esas nacionalidades. Aquellos que no vengan a EE. U. bajo ese programa podrán ser expulsados a México bajo el Título 42, que permanece vigente luego de una orden de la Corte Suprema el mes pasado.
Los inmigrantes de esos países que deseen llegar a los Estados Unidos primero deberán presentar una solicitud desde sus países de origen, incluso a través de una aplicación en sus teléfonos, antes de emprender el viaje. Deben tener un patrocinador estadounidense y, si son aprobados, pueden viajar en avión.
Los funcionarios del Gobierno promocionaron previamente el programa de libertad condicional para Venezuela luego de su implementación a fines del año pasado, atribuyendo a la política una caída en los cruces fronterizos de venezolanos. Durante meses, los funcionarios consideraron expandir el programa a otras nacionalidades, lo que finalmente culminó con el anuncio de este jueves.
Las autoridades dijeron que los anuncios están destinados a enviar un mensaje a los inmigrantes de que deben solicitar la entrada a Estados Unidos antes de salir de sus países de origen, y que eludir el proceso resultará en su expulsión.
“Mi mensaje es este: si está tratando de salir de Cuba, Nicaragua o Haití, o tiene planeado comenzar un viaje hacia Estados Unidos no lo haga, no se presente simplemente en la frontera”, dijo Biden. “Quédese donde está y haga la solicitud legalmente. A partir de hoy, si no presenta la solicitud a través del proceso legal, no será elegible para este nuevo programa de libertad condicional”.