Decenas de exfuncionarios de seguridad nacional de EE.UU. trabajan en Twitter y Facebook (perteneciente a Meta, calificada en Rusia como organización extremista) tras abandonar su servicio, lo que muestra una estrecha relación entre las redes sociales y la comunidad de inteligencia, que a menudo se ha apoyado en ellas para censurar el discurso político.
De acuerdo con una nueva investigación de New York Post, el descubrimiento de la conexión entre Washington y Silicon Valley se produjo en medio de la filtración de documentos internos de la anterior administración de Twitter que mostraban la corrupción existente entre las redes sociales, los grandes medios y las agencias de inteligencia de EE.UU. con el fin de censurar la información relacionada con el portátil del hijo del presidente del país, Hunter Biden.
Así, solo en Twitter, al menos ocho exagentes del FBI trabajan en los departamentos de «confianza» y «seguridad». En esta lista figuran personas como el gerente de política de producto de la compañía, Greg Anderson, que anteriormente trabajó en «operaciones psicológicas» en el Consejo de Seguridad Nacional, así como Matthew Williams, codirector del departamento de confianza y seguridad, que pasó más de 15 años en el servicio de inteligencia.
Por lo que respecta a Meta, existe una tendencia a contratar a antiguos agentes de inteligencia. En esta empresa trabajan o han trabajado al menos nueve exagentes de la CIA y seis exempleados de inteligencia de otras agencias federales. Por ejemplo, el jefe en materia de «desinformación» de la compañía, Aaron Berman, fue director de análisis de la CIA, mientras que el gerente sénior para inteligencia de riesgos de confianza y seguridad, Scott Stern, pasó más de siete años en el FBI y posteriormente se unió a Meta en 2020 para ayudar a desarrollar algoritmos para combatir la «desinformación».
Según Jim Hanson, presidente de la empresa de análisis militar WorldStrat, el interés especial de Meta en contratar a personas que han trabajado en servicios gubernamentales se remonta a las elecciones presidenciales de 2016. «Los que están ideológicamente alineados con los izquierdistas veían el peligro de [el expresidente estadounidense Donald] Trump y querían afectar en eso, y la forma en que podían ser más influyentes era apoderándose de nuestro espacio de información. Y se trasladaron a las redes sociales. Y tuvieron éxito», dijo Hanson a New York Post, añadiendo que «no existe la capacidad de que los estadounidenses obtengan información que no pase por una lente izquierdista».
Por su parte, Bill Ottman, fundador y director general de Minds, red social basada en la cadena de bloques, considera inapropiado que los gigantes tecnológicos «se conviertan en una extensión de la comunidad de inteligencia», ya que muchos empleados de alto nivel están vinculados a agencias federales. Afirma que esto amenaza no solo a la libertad de expresión, sino también a la privacidad y la seguridad nacional.
«En Twitter, por ejemplo, todos los [mensajes directos] están abiertos a todos los moderadores. Hay jefes de Estados que envían mensajes directos en Twitter, políticos que envían mensajes directos en Twitter. El hecho de que cualquier empleado de las redes sociales tenga acceso a eso o que potencialmente la comunidad de inteligencia tenga acceso directo a eso también es un gran problema», dijo.