El Gobierno peruano criticó, nuevamente, la postura del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, respecto a la crisis política en el país andino.
La primera maniobra fue declarar persona ‘non grata’ al embajador mexicano en Lima, Pablo Monroy, y expulsarlo de la nación. Después siguió un llamado del flamante premier, Alberto Otárola, culpando a López Obrador del «estado lamentable de relaciones diplomáticas» entre México y Perú.
«Injerencia» de López Obrador
Este viernes tocó el turno de la presidenta peruana, Dina Boluarte, quien criticó la injerencia de López Obrador. «No le doy derecho a un presidente de poder intervenir en temas internos de un país y eso es injerencia», dijo la mandataria peruana en entrevista con Exitosa Noticias.
Pese a la denuncia de injerencia, Boluarte manifestó que «las relaciones diplomáticas entre el pueblo mexicano y el pueblo peruano están allí y esas no se van a romper».
Después de que el entonces presidente peruano Pedro Castillo intentó disolver el Congreso —sin éxito—, el Parlamento lo destituyó y luego fue detenido por la policía cuando se dirigía a asilarse a la Embajada de México en Lima.
En medio de esa crisis política, que se agravó con multitudinarias protestas simultáneas en favor de Castillo y en contra de la juramentación de Boluarte, los Gobiernos de Bolivia, Colombia, Argentina y México publicaron un comunicado exigiendo el respeto a la voluntad popular.
En la nota emitida el pasado 12 de diciembre, Bolivia, Colombia, Argentina y México denunciaron que «el presidente Pedro Castillo» fue víctima de «un antidemocrático hostigamiento» para posteriormente sufrir de un tratamiento judicial, violatorio del artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
No obstante la postura emitida por esas cuatro naciones, Boluarte afirmó que su Gobierno continuará «tejiendo esos lazos de amistad internacional» para que los «pueblos se mantengan unidos».
Regreso del embajador
Por su parte, en conferencia de prensa este viernes, López Obrador mostró orgullo porque Perú declaró persona ‘non grata’ al embajador Monroy «por estar cumpliendo la misión de salvar vidas y hacer valer» la política exterior.
Mientras tanto, la esposa de Castillo, Lilia Paredes, y sus hijos Arnold y Alondra, se encuentran en México desde el pasado miércoles, tras ser asilados por el Gobierno de López Obrador.