Canadá permitirá a las personas con trastornos psiquiátricos suicidarse legalmente mediante muerte asistida a partir del 17 de marzo de 2023, lo que ha provocado polémica en la sociedad del país. La cadena CTV News habló con varios pacientes y psiquiatras para conocer su opinión sobre lo que algunos expertos denominan «suicidio asistido por el Estado».
La Muerte Médicamente Asistida (MAID, por sus siglas en inglés), programa en el que un médico o una enfermera pueden dar un fármaco letal o una persona puede ingerirlo por sí misma, se convirtió en un procedimiento médico legal en Canadá en 2016.
Al principio, estaba disponible para personas con enfermedades terminales, como el cáncer, pero en 2021, en la ley se incluyeron enfermedades físicas no mortales, como el dolor crónico, y finalmente se decidió ampliar la medida a personas con trastornos mentales.
Al igual que en el caso de las enfermedades físicas, los enfermos mentales tendrán que demostrar que su estado es grave, incurable y les provoca sufrimientos intolerables. Además, el solicitante debe ser considerado competente para tomar esta decisión, así como, según las salvaguardias recomendadas, también tendrá que demostrar que ha «considerado seriamente» otros tratamientos.
Algunos pacientes lo esperan con impaciencia, otros ven nuevos riesgos para sí mismos
Uno de los pacientes con quien habló CTV es John Scully de 81 años, un periodista retirado que tras 35 años de lucha contra una grave depresión, ansiedad, pensamientos suicidas y trastorno de estrés postraumático, apoya la medida y ya ha iniciado los trámites para el procedimiento, con el visto bueno de su familia.
«Probablemente pondría algo de música y moriría en paz. No quiero volver a estropearlo. Lo estropeé dos veces intentando suicidarme», declaró al medio, subrayando que tiene la mente clara, así como que probó todos los tratamientos, como la hospitalización, asesoramiento psicológico y terapia electroconvulsiva, que envía descargas al cerebro para intentar acabar con la depresión.
Por su parte, otra paciente, Serena Bains, de 24 años, que padece depresión grave, ansiedad y trastorno límite de la personalidad, afirma que las noticias de la autorización de la MAID para enfermos mentales solo aumentan sus pensamientos suicidas.
La joven contó que, a pesar de sus trastornos, ha conseguido terminar sus estudios universitarios y se prepara para empezar unas prácticas. Sin embargo, le preocupa que si se encuentra en una mala situación, pueda presentar la solicitud para participar en el programa y cumplir los requisitos, ya que «muchas de sus condiciones se perciben como graves».
Además, Bains asegura que el sistema de salud mental de Canadá no funciona y se pregunta por qué las autoridades no proporcionan más servicios para ayudar a los enfermos antes de hacer más accesible el programa de muerte asistida.
«Debería haber más atención sanitaria accesible, más psiquiatras disponibles, más formas de terapia disponibles», defendió.
«El médico es una arma desinfectada»
Mientras tanto, diversos expertos sostienen que las autoridades proponen lo que equivale a un «suicidio asistido por el Estado» para los enfermos mentales, con el fin de reducir la carga en el sistema sanitario.
De acuerdo con varios estudios, en Canadá existen largas esperas para recibir atención de salud mental: 1 de cada 10 canadienses que buscan terapia espera más de 4 meses. Además, suelen tener problemas de acceso no solo a la atención sanitaria, sino también a la vivienda y la alimentación.
John Maher, psiquiatra de la Asociación de Salud Mental Canadiense, confirma que los periodos de espera para los programas de tratamiento son muy largos, por ejemplo, en la provincia de Ontario pueden durar hasta 5 años. Al mismo tiempo, advierte que la medida plantea serias preocupaciones, debido a que puede ser muy popular entre personas que buscan el suicidio médico pero cuyos trastornos pueden ser tratables.
«Hace poco me habló sobre la MAID un paciente que quiere morir porque cree que nadie le querrá nunca», reveló Maher, añadiendo que sus colegas le han contado historias similares de pacientes que preguntaban cómo interrumpir su terapia y presentar una solicitud de muerte asistida.
«Estás asistiendo a alguien a completar su suicidio. El médico es una arma desinfectada», comentó.
El psiquiatra señaló que una de sus principales preocupaciones era cómo determinar exactamente si una persona con una enfermedad mental es incurable, como exige la legislación.
«No estoy en absoluto en desacuerdo con que haya personas que tengan una enfermedad irreversible. Lo que le desafío a usted o a cualquier otra persona del universo es a que me demuestre que esa es la persona que está frente a usted», concluyó.