Por falta de renovación de contratos, el sistema de vigilancia del 911 funciona a medias, mismo que provoca el poco monitoreo de los hechos delictivos que cometen grupos antisociales en Honduras.
El que no funcionen estas cámaras es un punto a favor del crimen organizado, según expertos en materia penal, las mismas anteriormente evidenciaban en los tribunales de la justicia los hechos que cometían grupos delictivos que mantienen de rodillas a muchos hondureños.
La Policía Nacional informa que algunas cámaras funcionan, otras no, algunas otras están dañadas, algo que imposibilita la investigación y el monitoreo en tiempo real.
A pesar que los ciudadanos realizan denuncias, cuando los agentes policiales buscan las grabaciones, las mismas no están, una ventaja para la ola criminal y sus ejecutores.