Meterse el dedo en la nariz podría tener graves consecuencias a largo plazo para nuestra salud, al indicar un estudio científico que de esa forma se introduce la bacteria Chlamydia pneumoniae, la que puede infectar el sistema nervioso central y aumentar el riesgo de contraer Alzheimer.
Un estudio con ratones analizados ha dado luz sobre este problema.
El profesor James St John, de la Universidad Griffith de Australia infectó a ratones con Chlamydia pneumoniae y descubrió que la nariz era una de las vías más claras para provocar una infección en el cerebro.
Una vez en el sistema nervioso, los ratones desarrollaron placas de la proteína beta amiloide, que son las mismas que se observan en las personas con la enfermedad de Alzheimer.
“Somos los primeros en demostrar que la Chlamydia pneumoniae puede subir directamente por la nariz y llegar al cerebro, donde puede desencadenar patologías parecidas a la enfermedad de Alzheimer”, refiere un comunicado de St John.
¿Para qué sirve el revestimiento interior de la nariz?
“Vimos que esto ocurría en un modelo de ratón, y la evidencia es potencialmente aterradora también para los humanos”, agregó.
Los humanos necesitamos el revestimiento interior de la nariz para evitar que las bacterias se abran paso por el nervio olfativo hacia el cerebro, por lo que debemos protegerlo.
“Hurgarse la nariz y arrancarse los pelos de la nariz no es una buena idea. No queremos dañar el interior de la nariz, y hurgarse y arrancarse los pelos puede hacerlo”, explica St John.
80% más de probabilidades de desarrollar Alzheimer
La Chlamydia pneumoniae no solo está relacionada con el Alzheimer. Representa entre el 5 y el 20% de las neumonías, y también se ha vinculado con el asma y el aumento del riesgo de cáncer de pulmón.
Este es el hallazgo más significativo desde que un estudio reciente revelara que los mayores de 65 años que han padecido Covid tienen un 80% más de probabilidades de desarrollar Alzheimer en el plazo de un año tras la infección.
Se descubrió que los que se encuentran en esta franja de edad tienen entre un 50% y un 80% más de riesgo de desarrollar esta forma de demencia que los que no han tenido el virus.