Los que en Francia utilizan el coche para ir al trabajo y que se encuentran entre el 50% de la población con menores ingresos recibirán el año próximo 100 euros como ayuda para la compra de carburante, anunció este miércoles la primera ministra, Élisabeth Borne.
«Vamos a seguir protegiendo el poder adquisitivo de los franceses pero centrándonos más en los que más lo necesitan», señaló Borne en una entrevista a la emisora RTL en la que presentó este nuevo dispositivo que pretende compensar para los particulares la escalada del precio de la energía.
Para beneficiarse de esa ayuda, habrá que declarar en la página web del fisco que se utiliza el coche para trabajar. No está dirigida ni para los pensionistas, ni para los parados ni para los que utilizan el transporte público.
La primera ministra indicó que esos 100 euros llegarán a unos 10 millones de personas, con lo que tendrá un costo para las arcas públicas de unos 1.000 millones de euros.
Según sus cálculos, para una familia media que recorre 12.000 kilómetros al año, esos 100 euros representarán el equivalente de una subvención de 10 céntimos por litro de carburante.
Borne señaló que este es una muestra adicional del esfuerzo de su Gobierno para amortiguar el impacto de la crisis de la energía, que se viene a añadir al llamado «escudo de tarifas» del gas y de la electricidad para los particulares.
Un «escudo» que se traducirá en una limitación del alza de las tarifas del gas y de la electricidad del 15 % a comienzos del año próximo, es decir, mucho menos que si se repercutiera el incremento de precios en el mercado.