Nuevos enfrentamientos estallaron entre manifestantes y policías en la ciudad de Cantón, en el sur de China, a pesar del llamado de las autoridades a aplicar «medidas enérgicas» para reprimir la ola nacional de protestas contra las restricciones por el coronavirus y a favor de más libertades, según trascendió.
Las autoridades chinas afrontan el mayor movimiento de protesta desde las manifestaciones prodemocracia de 1989, que fueron reprimidas brutalmente. En este contexto de tensión, Pekín espera este miércoles la visita del presidente del Consejo Europeo Charles Michel, que tiene previsto reunirse el 1 de diciembre con el presidente chino Xi Jinping.
El máximo organismo de seguridad de China pidió el 29 de noviembre «medidas enérgicas» tras varios días de protestas en las principales ciudades del país contra casi tres años de estrictos confinamientos por el COVID-19, en un contexto de frustración pública con el sistema político chino.
Este fin de semana estallaron manifestaciones en la capital, Pekín, y otras ciudades como Shanghái y Wuhan, que pillaron desprevenido al sistema de seguridad chino.
Pese a que las autoridades estrecharon el cerco para impedir nuevas concentraciones, se registraron la noche del martes choques entre manifestantes y la policía en Cantón, según testigos y videos publicados en las redes sociales y autentificados por la agencia AFP. Varios distritos de Cantón levantaron las restricciones en algunas zonas confinadas el miércoles por la tarde, según anunciaron las autoridades.
En Pekín y Shanghái, la fuerte presencia policial desalentó cualquier intento de manifestación. Pero el lunes y el martes se celebraron concentraciones esporádicas. En Hangzhou, a 170 kilómetros al suroeste de Shanghái, se produjeron pequeñas manifestaciones el lunes por la noche, a pesar de la presencia policial.
El férreo control de la información por parte de las autoridades y las restricciones sanitarias para viajar dentro de China dificultan la evaluación del número total de manifestantes en el país. Sin embargo, un levantamiento tan generalizado es poco común, dada la represión de cualquier forma de oposición frontal al Gobierno chino.
Aunque Pekín mantiene por el momento su estricta política sanitaria, en los últimos días ha habido algunos signos de relajación. Las autoridades han prometido también acelerar la vacunación de la población adulto-mayor. La insuficiente tasa de vacunación en China, especialmente entre las personas mayores, es uno de los argumentos del Gobierno para mantener sus medidas.