Y al fin, la noche del 7 al 8 de noviembre trajo consigo el acuerdo. Tras doce horas de negociación, y esta era la enésima reunión entre ambas partes, Gerard Piqué torció el rey sobre el tablero. Shakira se cobraba el precio de la ruptura como vencedora de una batalla que parecía interminable imponiendo su voluntad: Milan y Sasha se irán con ella a Miami. Como medida de gracia, los niños pasarán en Barcelona las Navidades pero en cuanto comience 2023, el futbolista les dirá hasta pronto asumiendo un sacrificio muy doloroso a fin de que los menores no vivan una separación de sus padres aún más traumática.
A cambio, podrá cruzar el océano Atlántico para verlos siempre que quiera. Los gastos irán a la cuenta común. La expareja está ya redactando un comunicado sobre este y otros detalles del agónico acuerdo.
Realmente, desde primeros de junio ha transcurrido una vida entera: Gerard Piqué hizo las maletas y se fue a su ático de la calle Muntaner; conocimos a su nueva novia, la joven barcelonesa Clara Chía; los niños viajaron a California y México con su madre; el futbolista participó en la gira americana con el FC Barcelona; Shakira se desahogó en la revista ELLE y en la canción Monotonía y este mismo sábado, el defensa blaugrana decía adiós a la afición de la que nació y a la que ahora vuelve.
Tras cinco meses de negociaciones, reuniones a medias y sonadas espantás, de abogados sudando tinta y ganándose cada céntimo de su minuta, la paz se antojaba imposible. Sin embargo, al fin y aunque se trate de una pax romana para el futbolista, el convenio fue firmado poco pasadas las doce de la noche.
Al filo de las 13 horas, como estaba previsto, la suntuosa casa de la urbanización Ciudad Diagonal (Esplugues de Llobregat) que hasta no hace tanto fue el domicilio familiar de Shakira, Gerard Piqué y sus hijos, Milan y Sasha, recibía a los primeros convocados. Pilar Mañé, letrada de la artista, llegaba precedida de su hijo, Diego Muñoz, y cinco minutos después, Ramón y Paola Tamborero lo hacían en representación del deportista. Shakira aguardaba dentro, pues tras romper decidieron que él sería quien se marchase.
La custodia de los hijos, la única guerra
Fue alrededor de las 14 h y consiguiendo evitar a los periodistas a través del anexo en que viven los padres de la artista cuando Piqué entraba de nuevo en casa. Cinco meses después, nilos y amazonas de tinta escritos, un futuro roto en pedazos y el amor devenido en desprecio, ambos volvían a mirarse a los ojos ante la mesa en la que desayunaban cuando eran felices. En ese momento aún no sabían que el encuentro se iba a prolongar durante doce horas.
Desde un primer momento, tal como informamos en La Vanguardia, la colombiana quiso cortar lazos con Barcelona y trasladarse a Miami (EE. UU.). La meca de la música latina y donde posee una soberbia mansión era su particular El Dorado. Previsiblemente, el futbolista no estaba dispuesto a aceptar en modo alguno que sus hijos continuasen creciendo a 7.500 km de distancia.
Milan y Sasha ya tienen colegio en Miami
Según cuentan a este diario fuentes muy próximas a la expareja, Gerard Piqué decidió ayer mismo sacrificarse por el bien de los niños, es decir, firmó el fin de una negociación tortuosa e inacabable cuya única alternativa era ponerlo todo en manos de un juez.
Milan y Sasha comenzarán el siguiente trimestre escolar en el colegio que su madre les ha buscado ya en Miami. Finalizada su carrera deportiva, el hasta ahora blaugrana enfoca ahora sus intereses profesionales en un creciente holding cuyo horizonte próximo va a mirar, más que nunca, a América.