Una particular historia de amor se volvió viral en las últimas horas. La protagonista de la historia, llamada Deborah, dejó atrás su vida en Estados Unidos para mudarse a Tanzania y casarse con un hombre 30 años menor.
Deborah Babu, de 60 años, se enamoró de su ahora marido, Saitoty Babu, en un viaje que hizo a aquel país allá por 2017.
Cuando llegó a una playa de Zanzíbar, conoció a Saitoty, quien en ese momento le ofreció algunas artesanías para venderle. La mujer, oficial de policía retirada, no le compró nada, pero sí le pidió una foto. Sucede que ella nunca había conocido a un miembro de la población Masái, a la que pertenece el joven.

Tras la foto, intercambiaron números de teléfono y quedaron en contacto. Dos semanas después, la mujer regresó a Sacramento. Cuando decidió viajar nuevamente a Tanzania, Saitoty la esperaba con un anillo de compromiso, según relató The Sun.
Ella no lo dudó y dijo que sí. En junio de 2018 se casaron en una tradicional ceremonia masái. Además, tuvieron una boda legalizada por el gobierno de Estados Unidos. “Nunca esperé encontrar un esposo y casarme con alguien mucho más joven que yo, pero él es el hombre más amable y cariñoso”, contó Deborah Babu.

Sus familias los apoyan
Los hijos de Deborah respaldaron su historia de amor desde el primer momento. “Cuando mencionó por primera vez que se casaría conmigo, pensé que estaba loco. Pero mis hijos y mi familia dijeron que no debería preocuparme por la diferencia de edad, ya que había estado sola el tiempo suficiente y merecía ser feliz”, recordó.
“Yo era una mujer feliz y soltera y me resistía a salir con alguien 30 años menor. Mi hija mayor, Tiffany de 32 años y mi hijo Sherrick de 27 lo conocieron por FaceTime y ellos me animaron a hacerlo, a viajar nuevamente a Tanzania”, contó la mujer.
Luego de oficializar su relación, la pareja recibió críticas por la diferencia de edad. Incluso, la mujer contó que algunas personas en las redes sociales acusaron a “Saitoty de estar conmigo solo por la green card, lo cual duele porque sé lo poco que desea vivir en Estados Unidos”.
“La gente me pregunta si lo adopté o si soy su abuela. Nosotros nos centramos en nuestra felicidad, sin importar el qué dirán”, agregó.