Una semana ha pasado luego de la tragedia ocurrida en el popular distrito de Itaewon en Seúl donde más de 150 personas perdieron la vida por lesiones y asfixia tras quedar atrapadas en medio de una peligrosa avalancha humana el sábado por la noche.
La creciente evidencia, los expertos y una serie de disculpas oficiales apuntan a fallas flagrantes: los funcionarios locales y la policía simplemente no estaban preparados para las multitudes que se habían congregado y no lograron manejarlas una vez que acudieron al sitio.
Más allá de la necesidad obvia de controlar y manejar eventos de esta magnitud, ¿qué podemos hacer nosotros si nos vemos involucrados en una situación similar? ¿Hay alguna manera efectiva de protegerse? ¿Y cómo podemos saber cuándo una aglomeración se torna peligrosa?
Keith Still, experto en seguridad de multitudes y profesor de la Universidad de Suffolk, en Reino Unido. explica que «Para empezar, hay un umbral critico de densidad, cualquier situación en la que haya más de 4 o 5 personas por metro cuadrado, empieza a estar en esa zona roja de riesgo».
«Apenas la gente tiene contacto físico con otras personas, en dos o más lados, tiene que tener cuidado, pero cuando está rodeada y hay contacto por todos los lados, ya se trata de una situación crítica», añade.
Otra forma de calcular la densidad, sobre todo si no tenemos la altura suficiente como para ver en perspectiva cuánta gente hay a nuestro alrededor, es observar cómo se desplaza la multitud.
«La multitud deja de moverse como un grupo de gente donde cada individuo tiene autonomía y puede controlar sus movimientos, a actuar como si fuese un fluido», señala.
«Las personas se vuelven escencialmente partículas que están a merced de la física, más que en función de sus propias decisiones. Y ahí es cuando la situación se torna peligrosa».
Explica que en los videos del incidente en Seúl se puede apreciar lo que se conoce como terremotos o turbulencias de las masas. Estas son olas de movimiento que se producen cuando las personas que están en la periferia de la aglomeración -y no saben qué es lo que está ocurriendo más adelante- empujan para avanzar y transmiten ese fuerza que se amplifica en la multitud.
«Cuando sientes que no puedes hacer respetar tu espacio personal, es hora de irte», agrega, y nos recuerda que en estas situaciones siempre es bueno guiarse por la intuición.