El número de muertos por la fuerte tormenta que dejó inundaciones y desprendimientos de tierra en Filipinas llegó a 150 personas, indicaron las autoridades, que se preparan para más lluvias en las zonas más castigadas.
Más de 355.000 personas abandonaron sus hogares cuando la severa tormenta tropical Nalgae azotó el país insular a finales de la semana pasada.
De las 150 muertes registradas por la agencia nacional de desastres, 63 se produjeron en la región de Bangsamoro en la isla meridional de Mindanao, donde inundaciones repentinas y deslaves destruyeron aldeas.
Además, al menos 128 personas resultaron heridas y 36 siguen desaparecidas en todo el país. Las autoridades advirtieron de que no hay esperanzas de encontrar más supervivientes.
La amenaza sigue en varias zonas de Filipinas
La isla de Mindanao no suele ser afectada por los tifones que llegan cada año a Filipinas, pero las tormentas que llegan a esta zona suelen ser más mortíferas que en otras partes del país.
Con previsión de más lluvias, los servicios de urgencia de Bangsamoro se preparaban ante la posibilidad de más intemperies en esta zona pobre y montañosa.
«El suelo está todavía mojado en las zonas donde ocurrieron las inundaciones y los desprendimientos de tierra con lo que se puede desencadenar instantáneamente más erosión», dijo el responsable regional de defensa civil, Naguib Sinarimbo.