El presidente Jair Bolsonaro invitó a refugiarse en Brasil a los religiosos que sean «perseguidos» por las autoridades de Nicaragua, durante su discurso este martes ante la Asamblea General de la ONU.
Bolsonaro, que como presidente de Brasil, siguiendo la tradición de la ONU, fue el primero de los jefes de Estado y de Gobierno en intervenir ante la Asamblea General, condenó las persecuciones religiosas que existen en el mundo y citó el caso de Nicaragua.
«Quiero anunciar que Brasil abre sus puertas para acoger a los sacerdotes y monjas perseguidos en Nicaragua«, declaró ante la ONU Bolsonaro, quien es un firme defensor de los valores conservadores asociados al cristianismo.
En 2022 la Iglesia Católica en Nicaragua ha sufrido encarcelamientos y retenciones de sacerdotes, la cancelación de ocho radioemisoras y tres canales católicos, el ingreso por la fuerza y allanamiento a una parroquia, y la expulsión de las misioneras de la orden Madre Teresa de Calcuta.
Uno de los casos de mayor repercusión internacional fue la detención del obispo Rolando Álvarez, un fuerte crítico contra el Gobierno de Daniel Ortega, quien está en prisión desde el pasado 19 de agosto.
El obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, fue sustraído la madrugada del viernes 19 de agosto por agentes policiales del palacio episcopal provincial junto con cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo.
La Policía Nacional, que dirige Francisco Díaz, consuegro del presidente Ortega, acusa al alto jerarca de intentar «organizar grupos violentos», supuestamente «con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales», aunque de momento no han ofrecido pruebas.
Al margen de Nicaragua, Bolsonaro también usó su discurso en la ONU para verter críticas contra Venezuela, país al que asocia a la «izquierda» con la que identifica a su principal rival en las elecciones del próximo 2 de octubre, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
En concreto, el líder de la ultraderecha brasileña se refirió a «los hermanos venezolanos obligados a dejar su país» por la crisis.
Explicó que cerca de 350.000 venezolanos ya fueron recibidos en Brasil y aseguró que continúan llegando.
«En los últimos meses, llegan por día a Brasil a pie cerca de 600 venezolanos, mujeres y niños, pesando en media 15 kilos menos de lo que pesaban antes», aseguró.