El Papa Francisco emprendió un viaje a Kazajistán, donde permanecerá hasta el 15 de septiembre, para participar en el Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y tradicionales en la capital Nursultán, la antigua Astaná, desde donde se enviará un mensaje de paz en un momento de tensión internacional por la guerra en Ucrania.
El papa, a quien los médicos desaconsejaron desplazarse a Ucrania en un futuro inmediato, despegó del aeropuerto romano de Fiumicino a las 07:35 horas en un avión de ITA Airways. Francisco, de 85 años, se desplaza en silla de ruedas por los dolores de rodilla, ha admitido que tiene que reducir el ritmo de viajes o plantearse abandonar el cargo. El domingo dijo que el 38º viaje desde su elección en 2013 sería «una oportunidad» para tener «un diálogo como hermanos, animados por el deseo común de paz, una paz de la que nuestro mundo está sediento».
El patriarca Kirill, el gran ausente
Inicialmente se esperaba la presencia en la cumbre del patriarca Kirill de la Iglesia ortodoxa de Rusia, cercano al presidente Vladimir Putin, pero el religioso ruso anuló su participación sin dar razones, barriendo las esperanzas de Francisco de hablar con él de la guerra en Ucrania. Las visiones de ambos líderes religiosos chocan en esta cuestión: El Papa ha pedido la paz y denuncia «una guerra cruel y sin sentido», mientras que Kirill defendió la «operación militar» y la lucha contra «los enemigos internos y externos» de Rusia.