El nuevo monarca británico, Carlos III, de 73 años, se dirigió este viernes al mundo, tras la muerte de su madre, Isabel II.
«Mi madre fue una inspiración para mí y para mi familia», dijo el rey. «Ella prometió dedicar su vida al servicio de su pueblo. Y eso fue más que una promesa. Fue un profundo compromiso personal. Hizo sacrificios que nunca flaquearon», añadió.
«Esa promesa de servicio de por vida la renuevo hoy a todos», agregó.
«Combinaba estas cualidades con calidez y sentido del humor. Sé que su muerte conlleva un profundo dolor para ustedes y comparto ese sentimiento», continuó.
«Me comprometo a mantener los principios constitucionales de esta nación… con respeto y amor», sentenció el rey. «Este es un momento de cambio para mi familia. Cuento con el amor de mi querida esposa, Camilla».
Asimismo, confirmó que William y Kate serán los nuevos príncipes de Gales y expresó su “amor” a Harry y Meghan, que “continúan construyendo sus vidas al otro lado del mar”.
«En nuestro dolor recordemos la luz de su ejemplo. En nombre de mi familia, solo puedo agradecer sus condolencias… A ti mamá: gracias por tu amor y por tu devoción. Que el vuelo de los ángeles te lleve al descanso eterno», dijo al final de su discurso de unos ocho minutos que fue transmitido por televisión y por streaming en la catedral de San Pablo, donde unas 2,000 personas asistían a un servicio en memoria de la reina. Entre los asistentes al servicio se encontraban Truss y miembros de su Gobierno.
Una multitud recibe a Carlos III en Londres
Carlos viajó este viernes desde el castillo de Balmoral, en Escocia, hasta el Palacio de Buckingham, en Londres, junto con su esposa, la reina consorte, Camilla. Tras saludar a la multitud reunida afuera del palacio, tuvo su primera junta con la primera ministra británica, Liz Truss, quien fue elegida al cargo el pasado 5 septiembre.
Por primera vez en 70 años, Reino Unido se despertó este viernes sin reina. Y mientras el país entra en un largo periodo de luto nacional tras su muerte, se adentraba en esta nueva e incierta era ya atribulada por la crisis económica y su último episodio de agitación política.
Decenas de personas se reunieron frente al Palacio de Buckingham para depositar flores y ser testigos de la historia mientras se ponía en marcha un plan bien ensayado sobre cómo la nación despedirá a un monarca y dará la bienvenida a otro. Con el orden y la corrección típicos, el Palacio de Buckingham emitió este viernes por la mañana consejos sobre los lugares exactos en los que el público puede dejar tributos florales.
Carlos III encabezará el país en una serie de eventos reales basados en tradiciones que se remontan a siglos atrás.
Representaba «una permanencia con aroma de eternidad»
El fallecimiento de la reina Isabel II a los 96 años el jueves, poco después de que el Buckingham Palace anunciara que estaba bajo supervisión médica, no supuso una conmoción sísmica dada su edad y sus recientes problemas de salud. Pero con el país enfrentándose a una dificultad económica sin precedentes debido a la espiral de los costes de la energía y la inflación, su ausencia puede sentirse aún más agudamente al enfrentarse Reino Unido a su primera crisis sin ella.
Como dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, en uno de las decenas de homenajes de líderes mundiales, ella representaba “a través de las fluctuaciones y la agitación de la política, una permanencia con aroma a eternidad».
Fuera del palacio, en el centro de Londres, los británicos y personas de todo el mundo compartían la sensación de incredulidad de que la segunda era isabelina haya llegado a su fin.
Una multitud numerosa pero silenciosa se reunió para presentar sus respetos y ser testigo de la historia. Se oían varios idiomas mientras los turistas y los británicos monárquicos se mezclaban con los curiosos que pasaban por allí. Los jardineros se afanan en recortar el césped real en previsión de los días de pompa que se avecinan.
