El papa Francisco, que lidia con los achaques de la edad y no descarta renunciar por razones de salud, prepara su sucesión con la investidura el sábado de 20 nuevos cardenales, 16 de ellos con derecho a votar en el cónclave para la elección de su sucesor.
El papa de 85 años convocó a todos los cardenales del mundo para una reunión inédita de dos días, que tendrá lugar tras la “creación”, término religioso, de los 20 nuevos “príncipes de la Iglesia”.
La ceremonia de investidura de los nuevos cardenales tendrá lugar el sábado a las 16 (hora local, 14 GMT) durante una ceremonia solemne en la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Dedicada a la reforma de la Constitución Pontificia, aprobada en marzo y en vigor desde el 5 de junio, la convocatoria de casi 300 cardenales resulta una suerte de precónclave, durante el cual se hará un balance de la situación de la iglesia tras casi 10 años de liderazgo del papa latinoamericano.
La reunión ha desatado también todo tipo de especulaciones, en particular sobre el estado de salud del Papa, quien fue operado del colon en 2021 y sufre de dolores en la rodilla derecha que le impiden caminar y lo obligan a andar en silla de ruedas.
Francisco además no descartó la posibilidad de renunciar ante las dificultades de salud, según admitió a finales de julio a los periodistas que lo acompañaron en su viaje a Canadá. “Cambiar de papa no sería una catástrofe”, les dijo, aunque explicó que “no he pensado en esa posibilidad, pero eso no quiere decir que pasado mañana no lo piense”.
“La puerta está abierta”, añadió.
Con la investidura de los nuevos purpurados, el primer papa latinoamericano de la historia propone para su sucesión a religiosos provenientes de las periferias del mundo, seguramente más abiertos, menos acostumbrados a las intrigas de la Curia Romana.
Cardenales latinoamericanos
Varios de ellos son de Brasil, Paraguay, India, Singapur, Mongolia, Timor Oriental.
En la lista de 16 cardenales que tienen menos de 80 años, con derecho a voto en caso de cónclave por la renuncia o muerte del papa, figuran tres latinoamericanos: dos brasileños y un paraguayo, el arzobispo de Asunción. Un cuarto, un colombiano, supera los 80 años y por lo tanto no podrá participar en la elección del futuro pontífice.
Al término de su octavo consistorio, casi uno por cada año de papado ya que en marzo cumple 10 años al frente de la Iglesia, Francisco habrá elegido 83 cardenales del total actual de 132 electores, es decir casi dos tercios. Una cifra determinante en caso de elección del papa, ya que justamente se requiere la mayoría de dos tercios.
Fiel a su línea a favor de una iglesia más social, menos europea, cercana a los olvidados, el papa nacido en Argentina eligió a dos africanos y cinco asiáticos, incluidos dos indios, confirmando el auge de ese continente.
Entre los nombramientos más notables figura el del estadounidense Robert McElroy, obispo de San Diego, en California, considerado un progresista por sus posiciones sobre los católicos homosexuales y el derecho al aborto.
Otro nombramiento emblemático es del misionero italiano Giorgio Marengo, quien trabaja en Mongolia. Será el cardenal más joven del mundo con sólo 48 años.
Tres futuros cardenales ocupan cargos en la Curia, el gobierno central de la Iglesia: el británico Arthur Roche, el coreano Lazzaro You Heung-sik y el español Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Inicialmente designado, el belga Lucas Van Looy, de 80 años, obispo emérito de Gante, pidió que se le dispensara de este título por las críticas a su manejo de los abusos sexuales por parte de miembros del clero.
Según el rito, los futuros cardenales se arrodillarán ante el Papa para recibir la birreta roja cardenalicia, un color que recuerda la sangre que Cristo derramó en la cruz.
La ceremonia será seguida por la tradicional “visita de cortesía” al Vaticano, que permite a los romanos acercarse a saludar personalmente a los nuevos cardenales.