“Lancé una petición pidiendo regulaciones mucho más estrictas en la industria de la belleza. No busco dinero, solo quiero justicia por haber sido masacrada por una esteticista”, manifestó Jayne Bowman, de 59 años.
Jayne Bowman es una mujer británica de 59 años que, tras ver la piel de su cuello algo suelta producto de una dieta, tomó la decisión de realizarse un trabajo de fibroblastos para darle más elasticidad a la piel.
Así que contactó a una esteticista a través de Facebook y le pagó más de 600 dólares para que hiciera el procedimiento. Sin embargo, luego de la terapia en que se le envió corriente eléctrica de alta frecuencia, sintió que su cuello “ardía en llamas”, quedando con una gran cantidad de manchas rojas y cicatrices.
“No salgo sin una bufanda puesta. De hecho, no me gusta nada salir, prefiero salir bajo la lluvia donde tengo la capucha puesta y nadie puede verme. No estoy criticando a todas las esteticistas porque no son todas iguales, pero hay muchas por ahí que son malas. Cíñete a la gente profesional”, indicó al Daily Mail.
Y pese a que la mayor parte de las manchas desaparecieron, sí le quedaron “puntos rojos antiestéticos”. Toda la experiencia fue terrible para Jayne y quiere hacer un llamado a que la gente tenga cuidado con este tipo de procedimientos y también a que existan mayores regulaciones al respecto.
Asimismo, contrató un abogado para iniciar una demanda, pero no rindió frutos y, de hecho, tiempo después la policía la contactó por haber acosado a la esteticista. “Estaba completamente asombrada”, aseguró.
“Pero supe que tenía razón cuando otras personas me enviaron mensajes para decir que les había pasado lo mismo. Ahora estoy luchando fuertemente e incluso he lanzado una petición pidiendo regulaciones mucho más estrictas en la industria de la belleza. No busco dinero, solo quiero justicia por haber sido masacrada por una esteticista”, manifestó.
Y concluyó diciendo que “Honestamente, ha sido una pesadilla viviente y estoy viviendo con las cicatrices para probarlo”.