Ivan Carlos de Santana tenía 11 años cuando cultivaba café en Cabo Verde (Brasil), y aunque admite haber sufrido, decidió aprovecharlo. Cuando lo dejó, creó su propia marca con ayuda de su madre y las ganancias le permitieron comprar el terreno donde trabajó, y ahora lo administra con su familia.
A diferencia de los tiempos actuales, antiguamente era muy común que los niños se vieran obligados a conocer lo que era el trabajo duro, especialmente aquellos que venían de una familia de bajos recursos con tal de ayudarlas.
Ivan Carlos de Santana fue uno de ellos. A los 11 años de edad tomó la decisión de unirse a una finca del pueblo minero Cabo Verde (Brasil), para hacer su aporte en mantener a sus padres y hermanos, aunque no era para nada sencillo debido al esfuerzo y sacrificio.
El trabajo de Ivan consistía en cultivar café, y aunque podía sentirse agradecido de que le dieran la oportunidad de ayudar a su familia, no puede negar que sufrió mucho en aquella época porque era una tarea bastante dura, según Só Notícia Boa.
A medida que pasaba el tiempo, Ivan evitaba a toda costa cualquier trabajo que consistiera en plantar café hasta que se dio cuenta de que este producto podía cambiarle la vida.
La vida trae consigo demasiadas vueltas e Ivan comenzó a vivir una de ellas cuando decidió crear su propia marca de café. Con la ayuda de su madre Zilda Goulart, quien le enseñó a plantarlo, lanzó su proyecto y con el tiempo el negocio fue creciendo.
Ivan tomó la iniciativa de ahorrar las ganancias porque estaba soñando en grande. Si bien este emprendimiento cambió la vida de su familia, su plan de comprar la granja donde trabajó de niño fue igual de espectacular.
El agricultor compró el terreno y ahora administra Fazenda Jangada junto a su familia. Esta se dedica a producir granos maduros, entre ellos de café, por lo que son de alta calidad para elaborar Café Goulart, la marca que creó y lleva el apellido de su madre.
“Teníamos todo para salir mal. Aquí se trabaja mucho y se sufre mucho. Hoy es nuestro“, comentó Ivan según SNB. Ahora él y su familia generan sus propios ingresos y viven más aliviados que hace décadas. Todo un logro.
