Un archipiélago de 11.718 kilómetros cuadrados de superficie, frío y rico en recursos ubicado en el Atlántico Sur y a unos 600 kilómetros de la costa de Argentina, ha estado en el centro de un conflicto cuyos orígenes se remontan a 500 años.
Las islas Malvinas (como se las conoce en Argentina) o Falklands (como les llama el Reino Unido) también están en el centro de una disputa formal por soberanía entre Buenos Aires y Londres que lleva ya 189 años, y han sido escenario de tensiones y dolor en la historia reciente de ambos países.
Más de 3.000 personas viven en el archipiélago –que tiene importancia estratégica por su posición en el Océano Atlántico y sus recursos naturales– entre descendientes de los primeros colonos arribados cuando Reino Unido tomó el control por la fuerza en 1833, inmigrantes y militares en la base de Monte Agradable (Mount Pleasant, para los británicos).
El mundo tiene ahora puesta la mirada en la guerra de Ucrania, en el corazón de Europa, pero hace 40 años, el 14 de junio de 1982, se terminaba el único conflicto armado entre una potencia nuclear y un estado latinoamericano en la historia del continente.
«Era una noche cerrada, muy oscuro todo», contó a CNN Rubén Pablos, veterano de guerra y actual director de Veteranos de Malvinas de la provincia de Río Negro, que participó de la batalla de Wireless Ridge en junio de 1982. «Estaba lloviznando, y de tanta cantidad de bengalas y balas trazadoras, parecía de día: estábamos combatiendo y de la cantidad de luz que había en el cielo, de todo esto que tiraban, la cantidad de proyectiles parecía de día».
La guerra duró poco más de dos meses. Pero también, como Ucrania, concentró en ese entonces las miradas del mundo sobre un combate mortífero y espectacular, con un saldo de 649 soldados argentinos, 255 soldados británicos y 3 civiles muertos.
«Cuarenta años después, estamos en el mismo lugar», dijo Alejandro Corbacho, especialista en la guerra de las Malvinas, en un seminario organizado por la Universidad del CEMA.
La guerra en el Atlántico Sur
¿Cómo se llegó a un conflicto armado entre el Reino Unido, potencia nuclear victoriosa en la Segunda Guerra Mundial e involucrada en la Guerra Fría, y Argentina, un país sudamericano con una historia de buenas relaciones con Gran Bretaña? Una historia en la que, sin embargo, no han faltado recelos y tensiones que datan de la época del Imperio, cuando los británicos intentaron dos invasiones años antes de la independencia Argentina, y donde luego dominaron por largas décadas la industria frigorífica y los ferrocarriles
El reclamo argentino sobre las islas se mantuvo vigente desde 1833, pero cobró impulso tras la Segunda Guerra Mundial y en el contexto de las Naciones Unidas, que en 1960 impulsó la descolonización de territorios mediante la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General.
Luego, en 1965, la resolución 2065 reconoció específicamente la disputa de soberanía en Malvinas y la existencia de un caso contemplado en la resolución 1514, y llamó a las partes a negociar.
«Los británicos interpretan esta resolución, según la carta de ONU, desde la autodeterminación, y los argentinos lo hacen, también según la carta de la ONU, desde la integridad territorial«, señaló Corbacho, quien es también director del Observatorio de Seguridad y Defensa de la Universidad del CEMA.
Pero tras el comienzo de la dictadura militar en Argentina en 1976, las tensiones escalaron. El tercer gobierno del llamado Proceso de Reorganización Nacional, compuesto por las cúpulas de las fuerzas armadas, y liderado por el general Leopoldo Fortunato Galtieri, tomó la decisión de resolver la cuestión por la fuerza en 1982 en un contexto de baja popularidad y una creciente crisis económica.
Duros combates por aire, tierra y mar en Malvinas
El 2 de abril de 1982 fuerzas argentinas desembarcaron en las islas, tomaron la capital, Puerto Argentino (Port Stanley para los británicos) y derrotaron a una pequeña guarnición británica, dando inicio a la guerra.
Rápidamente Estados Unidos mostró su apoyo a Reino Unido, su aliado en la OTAN. Siguieron Alemania, Italia, Francia, Japón y Canadá.
Casi de inmediato, el Reino Unido, gobernado por la primera ministra Margaret Thatcher, envío una flota, incluyendo dos portaaviones, para recuperar las islas Malvinas, y las fuerzas argentinas se atrincheraron para esperar el asalto.
Lo que siguió fue 74 días de duros combates terrestres en torno a Pradera del Ganso (Goose Green, para los británicos) y Puerto Argentino, batallas aeronavales –un submarino británico hundió el crucero argentino ARA Belgrano y los aviones argentinos hicieron lo mismos con los buques británicos HMS Sheffield y HMS Antelope, entre otros–, con grandes pérdidas humanas.
Pablos participó de los combates en Wireless Ridge (o Colina de la Radio), uno de los montes que formaban la defensa argentina en Puerto Argentino, el 12 de junio de 1982.
«La última batalla para tomar Puerto Argentino era nuestra posición (Wireless Ridge). Fue una de las batallas más cruentas. Estuvimos desde la tarde hasta el amanecer que empezó a nevar combatiendo y hasta que nos dieron la orden de replegarnos al pueblo donde llegamos», comentó Pablos a CNN.
«Con mis amigos, con mi grupo, no entendimos cómo salimos vivos de ahí y nadie salió lastimado. Fue tremenda esa noche».
Y el 14 de junio de 1982, finalmente, la guarnición argentina en Puerto Argentino se rindió ante las tropas británicas y la guerra llegó a su fin.
Pablos y sus compañeros fueron prisioneros de los británicos. «Nos llevaron a los dos o tres días en helicóptero al Estrecho San Carlos. Era una especie de frigorífico abandonado, grandes galpones y ahí nos dimos cuenta de que éramos unos 640 más o menos entre soldados y militares».
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«El trato fue bastante bueno de los ingleses. Desde ese momento ya nos reconocían como soldados, que combatimos con mucho honor y mucha fuerza», agregó.
Pero para muchos veteranos de la guerra en Argentina y en Reino Unido, un nuevo conflicto comenzó tras el alto al fuego.
En Argentina, las fuerzas armadas aseguran tener registros de 52 suicidios entre veteranos, aunque asociaciones de excombatientes hablan de hasta 500 suicidos. En Reino Unido, un estudio reciente del Ministerio de Defensa habla de 95 suicidios entre sus veteranos, aunque organizaciones británicas de veteranos ponen la cifra en 264.
«Reconocemos que es muy complicado y más allá de alguna contención, el tema de la guerra que como decimos a nosotros, es un horror que atraviesa el ser humano, la mente y a 40 años y muchos más, también el estrés postraumático va a seguir actuando», indicó Pablos.
El conflicto interminable entre Argentina y el Reino Unido
La derrota argentina precipitó la caída del gobierno militar en Argentina y el retorno de la democracia en 1983, tras largos años de represión y violaciones sistemáticas de Derechos Humanos en el país.
«Ni bien terminada la guerra, con los gobiernos democráticos sucesivos, Malvinas ha quedado encorsetada dentro de la dictadura militar», señaló Pablos.
La Guerra de las Malvinas los enfrentó, pero el teatro los une 0:43
Pero también endureció las negociaciones y la diplomacia entre ambas partes, especialmente por el rechazo de los isleños para con Argentina tras la guerra.
«Se ha incorporado fuertemente el hecho de que los isleños han cobrado una importancia que no tenían», dijo Corbacho.
Mientras que Londres aumentó su interés sobre las islas, en buena parte por los derechos de pesca y la exploración petrolera, pero también por la cercanía estratégica de las Malvinas con la Antártida, donde Argentina y Reino Unido también reclaman el mismo territorio.
Al respecto —y a diferencia de antes de la guerra, cuando la presencia militar era mínima— en Malvinas existe desde 1985 una base militar británica en Mount Pleasant controlada por la Real Fuerza Aérea, que opera desde allí un ala aérea compuesta por cuatro cazas Eurofighter Typhoon.
Una historia compleja previa a la guerra de las Malvinas
De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, las islas fueron descubiertas en 1520 por integrantes de la expedición del navegante portugués Fernando de Magallanes, al servicio de España.
Desde ese momento, argumenta la cancillería argentina, su ubicación fue registrada en la cartografía europea, dentro del control de España en base a las Bulas Pontificias y el Tratado de Tordesillas de 1494.
El Reino Unido, sin embargo, sostiene que fue el navegante inglés John Davies quien descubrió el archipiélago en 1592.
Las partes sí concuerdan en que las islas fueron nombradas por primera vez en 1600 por el navegante neerlandés Sebald van de Weert, quien las llamó «Sebaldinas», como sostienen tanto la obra Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina, editada por Carlos Escudé y Andrés Cisneros (con la participación de Corbacho, entre otros investigadores), como la Historia Oficial de la Campaña de Malvinas del Reino Unido, de Sir Lawrence Freedman.
En 1692 el capitán inglés John Strong desembarcó en las islas y dio nombre al estrecho que separa a las dos islas más grandes del archipiélago: lo llamó Falkland Sound (estrecho Falkland), en honor al vizconde de Falkland.
De España a las Provincias Unidas del Río de la Plata
España rechazó estos avances y reclamó sus derechos sobre las islas invocando el Tratado de Tordesillas y varios otros acuerdos celebrados con Gran Bretaña, entre ellos el de Utrecht en 1713 y la convención de Nootka Sound en 1790.
Pero fueron finalmente los franceses quienes comenzaron la colonización de las islas con el primer asentamiento, Puerto Luis, establecido en 1764, como señala la obra de Cisneros y Escudé. Como aquellos navegantes provenían de Saint-Maló, Francia, bautizaron las islas como Les Malouines, del que derivó el nombre en español Las Malvinas.
El coronel británico que recogió cuerpos argentinos en las Malvinas
España negoció con Francia el traslado de Puerto Luis a su soberanía y ejerció control sobre las islas Malvinas hasta que en 1811, debido a la ola de revoluciones independentistas en América Latina, evacuó al personal allí apostado.
Luego, el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que sucedió al Virreinato del Río de la Plata (abarcaba la actual Argentina y se extendía a territorios que hoy conforman, en todo o en parte, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Brasil y Chile), reclamó los derechos territoriales de España, incluyendo los que pesaban sobre las islas, y en 1820 comenzó a ejercer su soberanía sobre el archipiélago.
Finalmente, en 1833 el Reino Unido expulsó al gobernador argentino y la guarnición, tomando el control de las islas –que se convirtieron en uno de los 14 actuales territorios de ultramar británicos--, un status que se mantuvo hasta la actualidad, a excepción de poco más de dos meses durante la guerra 1982.