Crissy Whalin vivía antes llena de estrés y presión laboral en su vida, ya que tenía 3 trabajos. Un día se animó a renunciar a todo y salir al mundo. “Decidí reevaluar mi vida y descubrir qué es lo más importante para mí y para mi hijo”, explicó.
Para muchas personas tener el privilegio de viajar y conocer otros lugares del mundo es una posibilidad que pueden lograr con planificación y ahorrando dinero. Además, es algo generalmente visto como temporal o en período de vacaciones.
Pero hay otra gente que lo ve como un objetivo y misión de vida, tal como lo piensa Crissy Whalin, una mujer de 42 años que decidió dejar su trabajo y su rutina atrás para emprender un viaje sin tiempo definido junto a su hijo Zephyr, de 13 años.
La mujer, según informó Metro UK, es originaria de Los Ángeles y se dedica a ser productora de radio. Un día decidió abandonar ese trabajo que la acompañó toda su vida cuando fue despedida en 2018.
Ahí tomó una decisión: no viviría nunca más amarrada a la rutina y sacó a su hijo de la escuela para viajar por todo el mundo.
Uno de los primeros obstáculos que encontró fue el dinero, así que planificó todo de tal forma que pudieran viajar ambos con un propuesto limitado. La mujer explicó que antes ganaba 98 mil dólares al año con su trabajo de productora, más dos otros trabajos, pero según ella se sentía “miserable“.
Ese estrés y presión en el ámbito laboral llegó a un punto en que no era soportable para ella. “Decidí reevaluar mi vida y descubrir qué es lo más importante para mí y para mi hijo“, agregó la mujer.
Así, Crissy y Zephyr se embarcaron en un viaje que los ha llevado por Francia, Italia, República Checa, e Inglaterra, entre otros países de Europa.
“Zephyr se enamoró de París cuando fuimos en 2016 y, en ese momento, sugirió viajar juntos por el mundo. Perder mi trabajo me permitió hacer realidad su sueño, ya que todavía tenía un trabajo remoto a tiempo parcial como productor de radio y otro en un estudio de fotografía“, explicó Crissy.
Como el dinero no era el mismo que cuando tenía sus tres trabajos, Crissy comenzó a tener trabajos esporádicos. Uno de esos fue en un festival de cine que le dejó buenas ganancias. “Fue suficiente para financiar vuelos, seguros de viaje, almacenamiento para nuestras pertenencias, y pases de tren en Europa“, contó.
A pesar de que pasaron momentos en que no tenían mucho dinero, la mujer aseguró que “algunos de los mejores momentos fueron cuando estábamos en quiebra“. De hecho, cuando estuvieron en Perú tuvieron que tener un presupuesto de 6 dólares por día para lograr llegar a Machu Picchu.
“Lo pasamos muy bien con y sin dinero, Zephyr vio el presupuesto como un desafío y un juego“, explicó.
Según Crissy, su hijo tiene gustos parecidos a ella y se ha podido sumar de forma positiva a la aventura. Incluso dijo que Zephyr ha tenido una educación en casa mientras está de viaje, por lo que no se siente amarrado a una escuela predeterminada.