Noelia María Asig Pop es una chica de 16 años que a su corta edad se las ha ingeniado para que cada turista de visite Semuc Champey, en Guatemala, la entienda. Hablando hebreo, italiano, japonés, alemán, inglés e incluso francés, vende sus bebidas.
En la vida es importante adaptarse a las distintas situaciones para poder seguir creciendo o al menos no caer. Incluso los más jóvenes a veces deben reinventarse para lograr cosas en la vida, porque no todos tienen las mismas oportunidades.
Ese es el caso de Noelia María Asig Pop, una niña de Guatemala quien se ha vuelto reconocida en su país por su gran habilidad para vender productos. Y es que, como pocos en el mundo lo pueden hacer, la joven de 16 años vende distintos alimentos y bebidas, pero lo hace en 8 idiomas distintos para que la entiendan los turistas de estos países.
“Yo ofrezco mis productos, agua pura, Cocacola, Gatorade, es necesario, ¿lo vas a llevar?”, es parte del discurso de Noelia, además de saludar amablemente. Sin embargo, lo sorprendente es que lo dice también en hebreo, italiano, japonés, alemán, francés, quekchí (idioma maya) e inglés.
Esto se pudo apreciar en un video compartido por el viajero y creador de contenido Araya Vlogs, quien es conocido por recorrer Centroamérica y compartir videos sobre sus experiencia. Entre esas vivencias conoció a Noelia y su sorprendente talento.

La joven contó que aprendió estos idiomas gracias a la ayuda de los distintos turistas que visitan su localidad en búsqueda de aventuras, pero que necesitan comprar algo de comer o de beber, por lo cual es importante que ella sepa comunicar correctamente lo que vende.

“Aprendí con los turistas porque para acá vienen muchos extranjeros, llevo como 11 años vendiendo acá“, contó Noelia, a quienes todos conocen mejor por su segundo nombre, María, o también por su apodo “La patoja que habla 8 idiomas“.
La chiquilla trabaja en la localidad de Semuc Champey, parque nacional de este país conocido por sus distintos atractivos para hacer senderismo, conocer ríos, cascadas y por conectarse con la naturaleza en general. Se la puede encontrar específicamente en el puente amarillo, sobre el río Cahabón.