“Estudio en una universidad privada y pago la cuota mensual que cuesta 2 000 dólares, con las fotos y videos de mi plataforma”, dice la futura doctora, que ha sufrido acoso por su carrera digital.
Queda claro que no todos tenemos las mismas oportunidades en el mundo, sin importar la inteligencia, simplemente hay a quienes les toca luchar más que otros para alcanzar sus sueños. Sin embargo, las redes sociales han logrado “emparejar” un poco más esta situación, pues hay personas que gracias a un teléfono y conexión a internet logran hacer dinero.
Esa es la historia de Luiza, una joven de 25 años que estudia medicina en Brasil y que lamentablemente los trabajos comunes no le dieron lo suficiente para pagar la vivienda y su educación.

Fue entonces cuando conoció OnlyFans y vio que era una forma “fácil” y sin mucha exigencia de ganar mucho dinero, algo importante para ella quien estaba en la universidad de 8 am a 5 pm todos los días. La cuestión es que pese a haber llegado lejos gracias a sus conocimientos, siente que las personas la juzgan y discriminan.
No solo en el ámbito familiar, sino también entre los estudiantes y profesores de la universidad quienes han logrado saber de su otro trabajo.
Osegredo
“Después de migrar al mundo de la producción de contenidos digitales, empecé a ser reconocido y la gente empezó a hablar (aún más mal) de mí en la universidad. Hacen bromas y comentarios en mis videos. Me juzgan y necesito todo el tiempo para demostrar que soy bueno y merezco estar ahí. Uso ropa menos sexy y me visto más ‘discretamente’ cuando voy a la universidad, pero, no importa cuánto trate de ocultarlo, la gente me reconoce”.
–Luiza contó a Osegredo–
Esto la ha frenado al momento de ir a fiestas del campus, pues la única vez que fue a una la acusaron de haber estado bajo los efectos de las drogas y no era verdad. Lo cierto, es que al ser menospreciada se aplica más al estudiar, pues demuestra que merece estar ahí y que sus notas y habilidades hablarán por ella.
Sobre todo al estar en una universidad privada, comenta, en la que estudian muchas personas con dinero que no saben lo que es trabajar y tener que luchar así para salir adelante.
“El ambiente médico es elitista. La mayoría de los estudiantes de mi curso son hijos de médicos o hijos de empresarios; no pueden admitir el hecho de que una prostituta está en la misma habitación”, comenta. Pero ella sigue adelante con orgullo pues quiere salvar vidas y hará lo necesario para obtener su título.