Científicos de la Universidad de Ciencias y Artes de Kurashiki (Japón) analizarán por primera vez los restos de una misteriosa ‘momia sirena’ de 300 años adorada en un templo de la prefectura de Okayama con el objetivo de determinar el origen de sus componentes.
La momia, que mide alrededor de 30 centímetros, recibió ese apodo por tener una parte superior del cuerpo que parece humana y una parte inferior similar a una cola de pez. La supuesta criatura, que ha conservado sus uñas, dientes y cabello a lo largo de los años, también ha mantenido la extraña expresión de un niño que grita con las manos junto a su boca.
El objeto se exponía detrás de una vitrina en el templo de Enjuin, en la ciudad de Asakuchi, donde los visitantes rezaban ante ella por sus supuestas propiedades curativas, pero durante los últimos 40 años permaneció en una caja a prueba de fuego para evitar su deterioro.
Recientemente, el sacerdote del templo, Kozen Kuida, accedió a colaborar con el equipo de investigadores y llevó el espécimen al hospital veterinario de la universidad para que fuera sometido a una tomografía axial computarizada.
«La hemos adorado con la esperanza de que ayude a aliviar la pandemia de coronavirus, aunque solo sea un poco», dijo Kuida, citado por Asahi Shimbun. «Espero que el proyecto de investigación pueda dejar registros [científicos] para las generaciones futuras», expresó.
Aparte de la tomografía, los expertos planean tomar muestras de ADN para determinar qué criaturas se usaron para crear las distintas partes de la ‘sirena’.
Una nota dentro de la caja afirma que la misteriosa criatura quedó atrapada en una red de pesca en la costa de la provincia de Tosa entre 1736 y 1741. La momia pasó a otros propietarios después del cambio de Era Meiji (1868- 1912) y acabó siendo adquirida por el templo de Enjuin.