Un equipo internacional de científicos ha encontrado en Myanmar los restos de una lagartija «perfectamente conservada» en ámbar, y se trata de una nueva especie que habitó nuestro planeta hace unos 110 millones de años, según un estudio publicado en la revista Scientific Reports.
La especie ha sido catalogada como ‘Retinosaurus hkamtiensis‘, y los restos del ejemplar encontrado incluyen la cabeza, parte del cuerpo, las extremidades anteriores, la piel y escamas. Además, se conservó uno de sus ojos con el párpado, al igual que algunos tejidos blandos como la tráquea y parte de los bronquios. La longitud del cráneo es de solo un centímetro, por lo que el lagarto era relativamente pequeño.
‘R. hkamtiensis’ habitó nuestro planeta 45 millones de años antes que el ‘Tyrannosaurus rex’, pero por su estado de conservación parece como si hubiera muerto solo unos días atrás, comunica la Universidad Comenius de Bratislava (Eslovaquia), que dirigió el estudio. Los resultados de los análisis de los restos colocan al reptil como un pariente de los lagartos contemporáneos Tepexisaurus y Xantusiidae, endémicos de América del Norte y Centroamérica.
El supercontinente Gondwana
Los expertos sugieren que las dos especies no se habrían originado en esas regiones americanas, sino en un lugar muy alejado. Estiman que ‘R. hkamtiensis’ y sus parientes americanos se dividieron durante el Cretácico inferior, en el supercontinente desaparecido de Gondwana, que comprendía la mayor parte de lo que ahora son Sudamérica, África, Australia, Antártida y la India.
Durante ese período, ‘R. hkamtiensis’ y especies relacionadas habrían habitado la región de la placa tectónica Burma Terrane (hoy Myanmar), pero se dividieron cuando la placa fue desplazada a su ubicación actual en el sudeste de Asia. Los reptiles que quedaron en Gondwana podrían haberse desplazado hasta lo que ahora es América del Norte y Central.
«El tema sigue siendo bastante controvertido y deja espacio para otras interpretaciones sobre el origen de los linajes de animales que ocurrieron durante el Cretácico en esta área», explica el biólogo evolutivo Andrej Cernansky, de la Universidad Comenius de Bratislava y autor principal del estudio.