Un equipo de científicos internacionales dirigidos por expertos de la Universidad de Valencia captó, por primera vez, oscilaciones de alta frecuencia en un magnetar, un tipo de estrella de neutrones que emite un campo magnético extremadamente fuerte.
Fue tal la magnitud del fenómeno que los expertos señalan que en apenas una décima de segundo el magnetar liberó la energía equivalente a la que emite el Sol en 100,000 años. Por la naturaleza violenta del fenómeno, los expertos definen el suceso como “un monstruo cósmico”.
La observación ocurrió en plena pandemia de COVID-19, y fue realizada de forma automática y sin intervención humana por un sistema de inteligencia artificial del Laboratorio de Procesamiento de Imagen de la Universidad de Valencia.
El fenómeno fue captado por el instrumento ASIM, que se encuentra a bordo de la Estación Espacial Internacional, en el magnetar identificado como GRB2001415, ubicado en el grupo de galaxias Sculptor, a unos 13 millones de años luz.
Los expertos pasaron poco más de un año midiendo las oscilaciones —pulsos— del magnetar en sus instantes más violentos y publicaron los resultados en un artículo para la revista Nature. Señalan que los datos obtenidos son un componente crucial para comprender las erupciones gigantes de otros magnetares, una cuestión científica que por unos 20 años permanecía sin respuesta, y de la que ahora, por primera vez, se tiene respuesta.
Los magnetares, también conocidos como magnetoestrellas, son una variedad de estrella púlsar caracterizada por violentas expulsiones de rayos X y gamma. Sus explosiones son breves, duran lo que un relámpago, pero emiten cantidades altísimas de energía.
“Incluso en un estado inactivo, los magnetares pueden ser 100,000 veces más luminosos que nuestro Sol, pero en el caso del destello que hemos estudiado [el GRB2001415] la energía que se liberó es equivalente a la que irradia el Sol en 100,000 años”, apuntó Alberto J. Castro-Tirado, uno de los investigadores que encabezó el estudio.
Los expertos también destacan que si bien ya se habían detectado erupciones de magnetares en el pasado, nunca antes se había hecho en una estrella tan lejana. “Visto en perspectiva, ha sido como si el magnetar quisiera indicarnos su existencia desde su soledad cósmica, cantando en los kHz con la fuerza de un Pavarotti de un billón de soles”, relata Víctor Reglero, catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Valencia.