Reducir el consumo de carne y productos lácteos en los países más ricos del mundo ayudaría a reducir en más de 60 por ciento las emisiones contaminantes durante la producción agropecuaria, además de mejorar la salud de la población, indica una investigación publicada en la revista científica “Nature Foods“.
“Si reducimos el consumo de carne también se ‘liberan’ tierras para producir otros cultivos, lo que aliviaría mucho los ecosistemas y mejoraría la seguridad alimentaria en todo el mundo”, explica Martin Bruckner, profesor adjunto de la Universidad de Economía de Viena (WU) y uno de los autores del estudio.
En declaraciones a Efe, Bruckner detalla que estas “tierras liberadas” podrían capturar unas 100 mil millones de toneladas de CO2, lo que ayudaría a limitar el calentamiento del planeta a 1.5 grados, objetivo principal de la reciente conferencia del clima COP26 en Glasgow (Reino Unido).
El estudio titulado “El cambio en la dieta en las naciones de altos ingresos puede conducir a un doble beneficio climático”, analiza el impacto ambiental de llamada dieta de salud planetaria en 54 países de altos ingresos.
Una agricultura y ganadería más sostenibles
La dieta de salud planetaria está basada especialmente en vegetales y en un menor consumo de productos de origen animal, azúcares y grasa saturada.
Aunque la producción de verduras y hortalizas también influye en el avance del calentamiento global, los investigadores proponen varias estrategias para hacerla menos dañina para el medio ambiente.
“La forma más obvia y sencilla de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es reducir las principales fuentes, es decir, la cría de animales (particularmente de ganado vacuno), la producción de arroz y el cambio de uso de la tierra (de bosques o pastizales a tierras de cultivo)”, sostiene Bruckner.
Además, si los países más ricos redujeran su consumo de carne, las tierras de cultivo podrían regresar a su estado natural, capturando 100 mil millones de toneladas de CO2, que equivale a unos 14 años de emisiones totales de la agricultura.
Sin embargo, para Bruckner, la efectividad de estas medidas, así como los resultados de la investigación, están limitadas por las actuales políticas agrícolas de la Unión Europea (UE).
“El requisito previo para esto es que las áreas liberadas no se utilicen para otros fines, como la producción de bienes de exportación u otras materias primas agrícolas, lo cual es bastante improbable”, se lamenta.
Con información de EFE