La costumbre de «poner a tomar agua» sus cositas para pasar las fiestas continúa arraigada en los hondureños, muchos que no tienen trabajo o que gana muy poco pero que tienen el deseo de que su familia pase un momento especial recurren a las famosas casas de empeño.
La persona encargada de la tienda dijo que para estas fechas las personas llegan con artículos de todo tipo, aunque aseguró que este año la afluencia de personas ha sido menos.
Un caso conmovedor es el de un compatriota dedicado a la albañilería que llegó con sus herramientas de trabajo buscando 200 lempiras para comprar un pollo para la cena navideña de su familia.