Aunque le ofrecieron comprarla para sacrificarla, la mujer afirmó que se quedará con la familia.
«La compré pensando que sería una cerdita, pero se convirtió en un animal gigante». De esa mnaera resumió una mujer brasileña la complicación que se le presentó.
Rosangela dos Santos Lara, de 50 años, vive en la ciudad de Peruibe, y hace tres años adquirió un minicerdo (mini pig) como mascota.
Sin embargo, Lilica no paró de crecer y ahora pesa 250 kilogramos.
De acuerdo con la mujer, el cerdo come cinco kilos de frutas y verduras al día, además de alimento para animales.
Como consume gran parte de presupuesto familiar, a Rosangela le plantearon que cambie a Lilica por carne.
«Esta semana me ofrecieron 20.000 reales (unos 3.600 dólares) por ella para el matadero, pero no está a la venta», contó.
Y fue tajante respecto al futuro de la cerda, que se quedará con la familia: «Ella vino a traerme alegría. La gente me llama loca, pero yo amo a los animales».