Kristina “Kika” Dukic, de 21 años, fue encontrada muerta en su casa de Belgrado, la capital serbia, el 8 de diciembre, tras sufrir años de ciberbullying. El suicidio de la joven, que tenía más de un millón de seguidores en Instagram, YouTube y Twitch, fue confirmado por su madre Natasa Dukic en una historia de Instagram en la que reveló el calvario que atravesaba “Kika”.
“Este será un momento difícil para todos nosotros y todo lo que podemos hacer es mantener su memoria viva. Te queremos Kika y te extrañamos más de lo que las palabras pueden explicar. Si tienes pensamientos suicidas o sufres de depresión, por favor habla con alguien, no estás solo”, escribió su madre.
Una de las amigas más cercanas de la influencer, Mira Vladisavljevic, también confirmó la noticia al tabloide serbio Telegraf: “Ocurrió algo terrible. Hago un llamado a todos los medios de comunicación para que informen cuidadosamente sobre este caso y sobre la chica que luchó contra el bullying durante cinco años”.
Dukic llevaba meses dejando pistas en sus publicaciones sobre la pesadilla que atravesaba hace años. Contaba que le dejaban cientos de mensajes de odio. Que criticaban cruelmente su aspecto físico. La acusaban de someterse a cirugías estéticas e, incluso, recibía ataques de otros famosos serbios.