Ha pasado una década desde que Radamel Falcao llegara por primera vez a España. Aquella etapa en el Atlético le consagró como una figura mundial y ahora en Vallecas, con el pelo más corto y el rostro más maduro, ilusiona con sus goles y una personalidad que encaja a la perfección con los valores del Rayo y del barrio. Trabajo, humildad, solidaridad… Estos diez años evidencian notables cambios, no sólo en el jugador, también en el campeonato. «No hay tanta diferencia entre los grandes y el resto. Siempre los grandes pueden pelear por las primeras plazas porque pueden invertir en buenos jugadores y mejores plantillas, pero noto la Liga mucho más equilibrada y los partidos más disputados«, explicó en una entrevista para ‘El club del deportista’.
El delantero regresó el pasado domingo, después de superar la lesión sufrida en el Bernabéu, donde anotó su quinto gol con la Franja. Lo que le convierte en el máximo realizador del equipo, junto a Álvaro. Su llegada en verano causó estupor y revuelo, convirtiéndose en uno de los fichajes de mayor relumbrón de LaLiga. «Es un desafío muy lindo ser parte de un club como este, de un barrio obrero apasionado por su equipo, con los valores definidos… Pertenecer al Rayo me llena de orgullo y motivación para ayudar a que siga creciendo tanto en lo deportivo como institución«, afirmó antes de desvelar el importante papel de Mario Suárez en su decisión de poner rumbo a Vallecas: «Me explicó el contexto y me animó a venir. Además, este barrio acoge a personas de diferentes nacionalidades. Me siento como en casa porque hay muchos colombianos».
Nada más ponerse la Franja demostró que su olfato goleador sigue intacto. «Soñaba con poder marcar, ayudar al equipo y gracias a Dios todo ha salido muy bien. Tenemos un plantel con jugadores con talento, ganas y hambre. Eso es fundamental», advirtió el colombiano, que conocía a su actual técnico de enfrentarse a él como jugador: «Iraola me ha sorprendido gratamente, es una de las claves del éxito de este Rayo». Y es que siguen sextos, en puestos europeos. Una circunstancia mantenida en el tiempo y que invita a soñar. Eso sí, sin perder la perspectiva. «Nuestro principal objetivo es mantenernos y después, si existe la posibilidad de soñar con algo más, tendremos que ir a por ello».
Y puestos a dejarse llevar por la imaginación, hay otro aspecto que enamora al colombiano: «Me encantaría ser el pichichi de LaLiga. Nunca lo he logrado y sería un sueño cumplido». El Tigre sigue siendo infalible dentro del área y tiene un perfil de delantero rematador casi en peligro de extinción. Aquí, en España, se siente más cómodo. «Cada liga es especial y tiene su manera de jugar. La que mejor se adapta a mi estilo es la española o la portuguesa. Son muy técnicas y entienden el fútbol a través del balón. En estas disfruté más jugando», manifestó para la revista, no sin antes dejar alguna pista sobre su futuro: «Me gustaría seguir ligado al fútbol y ayudando a la gente joven». Aunque antes está otro de sus grandes retos, el Mundial de Qatar.
