¡Injusticias de la vida! Como le parece que un ciudadano de la tercera edad tiene una champita improvisada como chiclera para vender churros y frescos y así ganarse la vida, negocio del cual se ha sustentado durante 17 años y ahora los dueños de un laboratorio le dan un ultimátum para desalojar…
El ciudadano se llama Carlos Ruíz, y se ayuda de una silla de ruedas para poder andar porque no puede caminar, está enfermo. Cuenta que frente a su humilde negocio, hay un local que han alquilado varias personas durante 17 años y lejos de ahuyentarlo, siempre lo han apoyado.
Pero ahora, los dueños de un laboratorio le dan 24 horas para desalojar el lugar, pese a que él esta instalado frente al local, en la calle; y no interrumpe la labor del laboratorio.
Este caso se sitúa en San Pedro Sula, en la quinta calle, 11 avenida, entre el barrio Santa Ana y el barrio San Andrés.