Un movimiento popular, sin aval médico, ha disparado el consumo en los Estados Unidos del antiparacitario para ganado ivermectina como tratamiento contra el COVID-19. Pero mientras el consumo aumenta, también han aumentado los llamados a emergencias por intoxicaciones y sobredosis con esta droga, según datos compartidos por los CDC (Centros para el Control de Enfermedades, según sus siglas en inglés).
Los CDC basan su reporte en datos obtenidos por la Asociación Estadounidense de Centros de Control de Intoxicaciones, donde se destaca que durante el mes de agosto se quintuplicaron los llamados por complicaciones con ivermectina con respecto a lo ocurrido en el mes de julio.
Si bien se trata de un medicamento de uso animal, en algunas ocasiones se receta en pequeñas dosis para uso humano, en casos de problemas con parásitos, sarna o piojos.
En redes sociales la ivermectina se ha convertido en un tratamiento recomendado por miles de personas que se oponen a las vacunas al descreer en el proceso de desarrollo de las mismas. El caso más resonado esta semana es el del presentador de radio en Texas, Caleb Wallace, que había cobrado relevancia nacional por oponerse al uso de máscaras y las vacunas. Tres semanas atrás, Wallace contó que había contraído COVID-19 y que había decidido tratar su caso a base de ivermectina, vitamina C y pastillas de Zinc.Esta semana Wallace falleció, dejando huérfanas a tres niñas, más un bebé en camino.
Las farmacias de los Estados Unidos han reportado que para mediados de agosto, se habían comprado un promedio de 88 mil cajas de ivermectina por semana, mientras que el promedio semanal dos meses atrás era de 3600 cajas a la semana. Inclusive, en algunas ciudades se ha registrado escasez del medicamento, algo que nunca antes había ocurrido.