Las medallas olímpicas son muy importantes para los atletas, pues estos se preparan durante toda su vida solo para ganar alguna de ellas y una vez que la consiguen, es cuando finalmente pueden retirarse orgullosos del resultado.
Sin embargo, para algunos es solo un “objeto” que puede funcionar más para salvar vidas que para que acumule polvo en el armario, al menos así lo es para la deportista polaca María Andrejczyk. La medallista vendió su presea para pagar la cirugía de corazón de un niño.
María tuvo una grandiosa participación durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, tanto que logró ganar una medalla de plata en el lanzamiento de jabalina. La presea la hizo sentir que cada entrenamiento, esfuerzo y disciplina habían valido la pena, pero una vez que llegó a su país, se dio cuenta de que solo era un “objeto”.
Según información de ABC, unos días después de que la deportista llegó a su país se enteró de que un niño, llamado Milosz, necesitaba ayuda urgente debido a un padecimiento del corazón. El pequeño necesitaba ser intervenido en Estados Unidos y, por desgracia, la familia no contaba con el dinero suficiente para trasladarlo.
Conmocionada por la noticia, María tuvo la idea de subastar su medalla de plata para cubrir los gastos. La puja inició con 51 mil 700 dólares, pero después aumentó hasta llegar a poco más de 117 mil dólares. Con esa cantidad, pudo abrir una cuenta bancaria en la que depositó el dinero y también la dejó como referencia para que las personas pudieran hacer una donación y así sumarse a la ayuda que tanto necesitaba el niño.
Durante una entrevista para un canal de televisión de Polonia, la deportista afirmó que la medalla es solo un objeto.
El valor real de una medalla siempre permanece en el corazón. La medalla es solo un objeto, pero puede ser de gran valor para otros. Esta medalla de plata puede salvar vidas en lugar de acumular polvo en un armario.
Lo más sorprendente de toda la situación es que la empresa que ganó la medalla en la subasta llamada Zabka Polska, una cadena de alimentos muy famosa en Tokio, decidió que le dejaría la presea a María.
Nos conmovió mucho el gesto de nuestra atleta olímpica, por lo que decidimos apoyar la recaudación de fondos para Milosz, pero también decidimos que la plata se quedara con María.
Debido a la atleta y a su esfuerzo, el pequeño Milosz logró conseguir su operación y tener una mejor calidad de vida.