Sundar Singh (1889-1929), predicador del Evangelio en la India, escribió lo siguiente cuando regresó de Europa: “Como había comprobado el amor de Dios en el corazón de los occidentales que nos trajeron el Evangelio a la India, pensaba encontrarlo muy extendido entre los habitantes de sus países europeos. ¡Pero la realidad es muy diferente, pues muchos cristianos solo lo son de nombre! ¿Esto quiere decir que el cristianismo fracasó? ¡Por supuesto que no! Son los cristianos quienes no comprenden el cristianismo y no siguen el ejemplo de Cristo”.
Cien años después, la constatación es la misma. ¡Cuántas personas confunden el cristianismo con una religión que somos libres de seguir más o menos fielmente! El verdadero cristianismo es algo muy diferente: es vivir a Cristo, vivir de él, con él y para él. Tuvimos un encuentro con Jesucristo, y ese día todo cambió: nuestra vida encontró un nuevo sentido, la vida cambió de objetivo. Nuestro futuro se llenó de esperanza porque Jesús llevó el peso de nuestros pecados. ¿Cómo atribuirse el nombre de cristiano si uno no tiene relación con Cristo? ¿Cómo pegar la etiqueta cristiana a actividades profanas: económicas, políticas u otras? El Cristo de los evangelios sigue siendo el mismo que fue rechazado y crucificado por el mundo.
Jesús nunca pretendió transformar ni mejorar el mundo. Pero, a los que lo reciben como su Salvador les da una vida nueva sin que tengan necesidad de una etiqueta: “les reconocían que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13).
2 Crónicas 11 – 1 Corintios 4 – Salmo 100 – Proverbios 22:5-6