Momento emotivo y esperado por todo el mundo: el regreso de Simone Biles a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Lo hizo en la última final de la gimnasia y se colgó medalla de bronce para despedirse con un mensaje de alto impacto hacia los atletas de alto rendimiento.
Primero su salud mental y luego si estaba lista iba por las medallas. Ella priorizó lo que realmente importan y su vuelta al gimnasio de Ariake fue un cierre especial. Compitió en la final de barra de equilibrio y fue superada por dos chinas de 16 y 18 años de edad.
“Ha sido una semana muy larga, han sido cinco años muy largos”, fueron las declaraciones de la gimnasta Simone Biles tras volver a competir en Tokio 2020. Antes declinó otras finales por su inestabilidad emocional.
Guan Chenchen fue la vencedora de la prueba y se colgó el oro con 14,633 puntos. Le siguió su compañera Tang Xijing, con 14,233 y Biles cerró el podio con 14,000. Pero todavía más especial fue ver como la estadounidense estaba arengando a las gimnastas chinas para que completaran sus pruebas de la mejor manera.
Algunas 400 personas bien distribuidas por el gimnasio de Ariake la recibieron con aplausos y la despidió de pie, a la gimnasta que le dio una lección al mundo.
“No esperaba conseguir una medalla. Solo quería salir y hacerlo por mí, y eso es lo que he hecho”, declaró Biles sobre su metal de bronce en suelo japonés. Y para ella sabe más que cualquier oro: “Este bronce es más especial que el de la barra de equilibrio en Río. Lo apreciaré durante mucho tiempo”.
Biles se retiró de Tokio con dos medallas, una plata en la competencia por equipo en el que solo participó en el salto y ahora la de bronce en la barra. Ella renunció a las otras cuatro finales para las que estaba clasificada por sus problemas de salud mental.
