La vivienda social está destinada para personas con ingresos de entre uno a dos salarios mínimos, pero por la poca capacidad de compra en la población y la baja motivación de los desarradores para construir proyectos sociales.
Ante los altos costos de los materiales de construcción y complicados trámites tan sólo uno de cada 10 hondureños logra acceder a ellas.
En el país, existe una alta demanda de viviendas sociales, sin embargo su población no tiene la capacidad de adquirirlas según la Fundación para el Desarrollo de la Vivienda, (FUNDEVI), solo una pequeña parte puede optar a los créditos del Gobierno.
Según economistas son varios los factores para que los hondureños se limiten a adquirir una vivienda social.