Mordisquear un croissant de mantequilla en la terraza de un café bañada por el sol volvió a ser la norma en París esta semana, cuando Francia reabrió sus negocios de comida al aire libre.
Después de siete meses de cuarentena, se podía ver una vez más a los residentes leyendo “Le Monde” acompañados de nada más que un pequeño café “noisette”. Las parejas volvían a besarse en la luz tenue de un bistró.
Las aceras de las calles y las terrazas de los bares estaban llenas de personas bebiendo cerveza y otras bebidas por primera vez este año.
Como parte de la primera etapa del plan, el toque de queda nocturno de Francia se retrasó de las 7 a las 9 de la noche. Junto con las cafeterías en terrazas, reabrieron museos, teatros y cines, pero había limitaciones todavía.
Los parisinos se toparon en algunas salas de cine con ciertos asientos ocupados por grandes osos de peluche, a fin de fomentar el distanciamiento social.cortesíaAFP