La violencia estalla en la mezquita de al-Aqsa antes de la marcha anual a la ciudad vieja que conmemora la conquista por parte de Israel de la parte oriental de la ciudad santa en la guerra de 1967. La policía israelí irrumpió en el sitio sagrado y disparó granadas paralizantes y balas de goma a los fieles que se encontraban rezando por la mañana. Al menos 280 palestinos resultaron heridos, 205 han sido hospitalizados, cinco de ellos en estado grave, en los últimos enfrentamientos con la Policía de Israel en la Explanada de las Mezquitas.
Al-Aqsa, el tercer sitio más sagrado del Islam, ha sido un punto focal de violencia en Jerusalén durante el mes sagrado musulmán del Ramadán. Los enfrentamientos han suscitado preocupación internacional.
En un esfuerzo por aliviar la situación, la policía israelí dijo que había prohibido a los grupos judíos realizar visitas el ‘Día de Jerusalén’ a la plaza sagrada que alberga al-Aqsa, y que los judíos veneran como el sitio de los templos judíos bíblicos. La policía también estaba considerando la posibilidad de desviar una marcha tradicional del Día de Jerusalén en la que miles de jóvenes judíos con banderas israelíes caminan por la Puerta de Damasco de la Ciudad Vieja y el Barrio Musulmán.
«Los palestinos extremistas planearon con mucha anticipación llevar a cabo disturbios hoy en el Monte del Templo», tuiteó Ofir Gendelman, portavoz del primer ministro Benjamin Netanyahu. «Lo que vemos ahora es el resultado de eso».
La policía dijo que había desplegado a miles de agentes en las calles de Jerusalén y en los tejados para mantener la paz.
Israel ve a toda Jerusalén como su capital, incluida la parte oriental que anexó en una medida que no ha ganado el reconocimiento internacional. Los palestinos quieren que Jerusalén Este sea la capital de un estado que buscan en la ocupada Cisjordania y Gaza.
