A la hora del café, un muchacho, algo acelerado, advierte a su padre que hay partido serio en la Manolo Santana. «Vamos, que ahora juega Alcaraz», insiste el chico, nervioso porque se bautiza en el Mutua Madrid Open la raqueta más prometedora del tenis español.
Efectivamente, juega Carlos Alcaraz y lo hace con una victoria muy especial ante Adrian Mannarino (6-4 y 6-0 en una hora y 11 minutos) porque es la primera en un Masters 1.000 y porque conlleva un premio gigantesco: en segunda ronda jugará contra Rafael Nadal, el derbi más deseado por todo lo que implica.
Se cruzará el hoy contra el mañana, un campeón contra alguien que está llamado a serlo y al que le cargan con esa responsabilidad desde que empezó a despuntar siendo un crío.
En cierto modo, lo sigue siendo (cumple el miércoles 18 años), pero en la pista se comporta a lo grande. Abierta la central de la Caja Mágica para él, se estrena con maestría y exprime a un rival veterano que descubre el futuro. Mannarino, 32 primaveras y 34 de la ATP, ya sabe quién es Alcaraz.cortesíaabc
