El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso ha anunciado este viernes la inclusión de ocho ciudadanos de países de la Unión Europea y de representantes de las estructuras oficiales de la UE en su ‘lista negra’, con lo que se les prohíbe la entrada a Rusia, medida que forma parte de la respuesta de Moscú a las sanciones.
En la ‘lista negra’ figuran los siguientes funcionarios:
- Ivars Abolins, presidente del Consejo Nacional de Medios Electrónicos de Letonia;
- Maris Baltins, director del Centro de Idioma Estatal de Letonia;
- Jacques Maire, miembro de la Delegación francesa en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa;
- Jorg Raupach, jefe de la Fiscalía de Berlín (Alemania);
- Asa Scott, jefa del Laboratorio de Seguridad Química, Biológica, Radiológica y Nuclear del Instituto de Investigación de Defensa Total de Suecia;
- Ilmar Tomusk, jefe del Departamento de Idiomas de Estonia;
- Vera Jourova, vicepresidenta de la Comisión Europea encargada de Valores y Transparencia.
Respuesta a unas «medidas restrictivas unilaterales ilegítimas»
La Cancillería rusa lamenta en un comunicado que la Unión Europea siga adelante «con su política de medidas restrictivas unilaterales ilegítimas» contra ciudadanos y organizaciones rusos, refiriéndose, en particular, a las sanciones adoptadas en marzo de 2021 contra seis rusos.
Esta práctica, que va acompañada «de una histeria antirrusa» en los medios occidentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y a las normas fundamentales del derecho internacional, enfatiza el departamento, que asegura que todas las propuestas de Moscú para resolver problemas a través de un diálogo profesional directo «son constantemente ignoradas o rechazadas».
La Cancillería advierte que estas acciones de la UE «no dejan lugar a dudas de que su verdadero objetivo es el de frenar el desarrollo» de Rusia «a toda costa», imponerle «su concepto unilateral de un ‘orden mundial basado en reglas’ que socava el derecho internacional» y desafiar la independencia de la política interior y exterior de Moscú. Esto se hace «de forma abierta y deliberada» y con «el conocimiento y el apoyo» de Washington, que «no oculta su interés en volver a transformar Europa en un escenario de aguda confrontación geopolítica», denuncia el comunicado.
