El propietario de la unidad de transporte público que fua atacada por sicarios la mañana del lunes en Comayagüela reaccionó extrañado ya que se encuentran al día con la pandilla que cobra extorsión.
“Yo mejor dejo de comer para pagar el impuesto de guerra, para que no me perjudiquen a ninguno de mis empleados”, señaló el transportista.
“Un compañero me llamó a las 2 de la mañana para decirme que los muchachos habían dicho que no querían a nadie circulando este lunes”, acotó.
El empresario apuntó que le advirtió a su motorista para que tomara medidas de precaución antes de salir.
«Para que no se equivoquen», a la pandilla le enviamos lista de los que ya pagamos, concluyó.